Relación entre el estado emocional y el rendimiento deportivo
Un aspecto interesante que maneja la psicología deportiva es la relación entre el estado emocional y el rendimiento deportivo. Las emociones son una de las características que más nos definen como seres humanos, y su influencia se abarca todos los ámbitos de la vida, incluyendo el deporte.
Cada vez son más los deportistas que reconocen que las emociones repercuten directamente en su performance deportiva. Tanto para bien como para mal, querer negar el impacto que tienen los estados de ánimo es negar la realidad más inmediata.
En el deporte abundan los ejemplos de atletas que pierden competiciones por momentos de enfado; y también, aquellos que consiguen dar lo mejor de ellos mismos con un estado emocional positivo. Por lo tanto, a continuación nos centraremos en la relación entre el estado emocional y el rendimiento deportivo.
Las emociones sirven para conocernos mejor
Las emociones no existen en el vacío, sino que tienen una función determinada. Principalmente, el objetivo que tienen es comunicarnos algo, pero para poder captar su mensaje hace falta escucharlas detenidamente. Algo que no todos los deportistas se toman el tiempo para hacer, o no tienen el hábito de hacerlo.
Escuchar las emociones aporta muchos beneficios para el rendimiento deportivo. En primer lugar, porque permite entender cómo se siente la persona. Además, el poder comprender el estado emocional también facilita el análisis de qué factores han contribuido a ese estado de ánimo en concreto. Y por último, y el paso más importante, habiendo realizado el análisis emocional es posible regular la emoción. Es decir, sustituir los estados negativos por otros más positivos, y poder encontrar la manera de mantener los positivos durante más tiempo.
Facilita el entrar en estado de flujo o “flow”
Uno de los fenómenos más curiosos del deporte es el denominado estado de flujo o “flow”. Este hace referencia a una situación que seguramente es conocida para muchos: cuando uno está totalmente inmerso en la tarea y pierde la noción del tiempo. En el estado de flujo la atención es total hacia la actividad, y por eso todo lo que sea externo, como el tiempo, parece no existir. El compromiso con la actividad es total, facilitando el aprendizaje y desempeño en la actividad.
Un estado emocional apropiado facilita el entrar en estado de flujo. De forma más específica, tener la mente despejada, el cuerpo tranquilo y los sentidos bien despiertos es la mejor forma de poder experimentar lo que es estar en flow con la actividad. Y no solo eso, el flujo es tanto un estado emocional como motivacional. Representa el nivel más alto de motivación interna, el realizar una actividad por el mero placer que se experimenta a través de ella.
Hay que tener en cuenta que la edad es un factor mediador
Afirmar que los estados de ánimo influyen en el rendimiento deportivo es una generalidad y es cierto, pero dentro de esa afirmación es posible hacer matices. No a todos los atletas del mismo nivel de rendimiento les afecta igual las emociones. Tampoco a deportistas del mismo nivel de rendimiento pero de diferentes edades.
Según un estudio publicado en la Revista Latinoamericana de Ciencia Psicológica, la edad es un factor mediador en la influencia de los estados de ánimo en el rendimiento deportivo. Cogiendo a futbolistas del mismo nivel de rendimiento, la conclusión que se obtuvo en dicha investigación es que los atletas mayores tienden a experimentar más emociones positivas que negativas.
La explicación al respecto se sitúa en la madurez emocional que las personas van alcanzando con la edad. A medida que las personas van madurando con la edad le otorgan más importancia a eventos asociados con emociones positivas, y tienden a evitar las situaciones que provocan emociones negativas.
Saca partido a tus emociones para tener un mejor rendimiento
Ahora que no cabe duda de que existe una importante relación entre el estado emocional y el rendimiento deportivo, el siguiente paso es poder sacar provecho para tener mayores progresos. Para ello hace falta unas grandes dosis de autoconocimiento y tolerancia a experimentar las emociones. No se trata de evitar o de ocultar las emociones negativas, eso tan solo provocará que se enquisten. Sino de tomarse el tiempo para poder sentirlas y analizar qué es lo que hay detrás. Y en cuanto a las positivas, encontrar qué es lo que se puede hacer para mantenerlas durante más tiempo.
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