Beneficios nutricionales de los insectos
Aunque quizá no lo parezca, se trata de alimentos versátiles, tanto como para preparar platos salados o postres; al mismo tiempo, son ricos en proteínas y en grasas. Los beneficios nutricionales de los insectos son innumerables, aunque aún su consumo a lo largo del mundo es limitado.
Valerse de estos pequeños seres vivos como fuente de alimentos se denomina Entomofagia. Su consumo es un hábito extendido en algunas culturas de México y Australia, y también en regiones de Asia y América del Sur.
Estas costumbres se han ido expandiendo lentamente a Europa. En Suiza, por ejemplo, se comercializa carne de hamburguesa hecha a base de harina de gusanos. Estos curiosos alimentos se han promovido dentro de los ingredientes gourmet, en la alta gastronomía.
Gran variedad de opciones
Los beneficios nutricionales de los insectos varían en función no solo del tipo y especie; también se considera la etapa de desarrollo en el que se encuentran, así como del alimento o sustrato con el que se alimentan.
Entre las especies más consumidas están los grillos, las orugas y las hormigas. Más que por curiosidad o reto, el consumo de insectos debe asumirse a plena consciencia por los grandes aportes para el buen funcionamiento del organismo.
Alimento fácil de conseguir
Su cultivo es sencillo. No requiere mayor esfuerzo, porque es casi imposible impedir que crezcan. Mientras que el ganado vacuno, por ejemplo, requiere de varios años para alcanzar su etapa de desarrollo, los insectos maduran en pocos días. Además, se reproducen rápidamente y en abundancia.
Para criar insectos no se necesita una elevada inversión de capital y mucho espacio físico; además, también se pueden recolectar directamente de la naturaleza. Algunas zonas al aire libre son verdaderas reservas naturales.
Lo que ofrecen
Aunque no lo parezca, el consumo de insectos aporta aminoácidos esenciales, grasas mono insaturadas y poliinsaturadas. También magnesio, manganeso, cobre, hierro, zinc, fósforo y selenio, así como vitaminas B2 y B5 y ácido fólico, entre otros
La ingesta regular cubre satisfactoriamente las cantidades requeridas de calorías y proteínas que necesita nuestro organismo día a día. Se puede considerar como una alternativa válida frente a las fuentes nutricionales tradicionales.
En aquellos sitios donde no es fácil la obtención de pescados, los insectos pueden suplir los ácidos grasos de los alimentos marinos, permitiendo mantener el correcto equilibrio dentro del organismo.
¿Cómo promover los beneficios nutricionales de los insectos?
Los interesados en incluir dentro de sus regímenes alimenticios a los insectos, deben hacerlo progresivamente. En un principio, se puede agregar al menú unos 10 gramos a la semana; incluso combinar este ingrediente con frutas o verduras puede resultar atractivo.
Ideas para llevarlos a la mesa
Practicar la Entomofagia no significa salir de paseo a una montaña, sentarse en los arbustos y empezar a cazar hormigas para llevárselas a la boca. Los beneficios nutricionales de los insectos han propiciado el desarrollo de una gastronomía relacionada; ello ha permitido utilizar a estos diminutos animalitos como ingredientes regulares en la cocina.
Hormigas estofadas
Ingredientes:
- 250 gramos de hormigas de una especie comestible
- 1 cebolla mediana (100 g)
- 250 gramos de guisantes cocidos
- 50 g de jamón serrano
- 3 cucharadas de aceite (15 ml)
- Sal y pimienta al gusto
Elaboración:
- Colocar en una sartén el aceite a fuego medio. Sofreír el jamón picado en daditos junto a la cebolla.
- Cuando el jamón esté dorado, añadir los guisantes, la sal y la pimienta al gusto. Dejar un par de minutos.
- Mezclar todo bien, agregar las hormigas, cocinar al menos cinco minutos más y listo para servir.
Grillos recubiertos de chocolate
Ingredientes:
- 350 gramos de grillos
- 2 cucharadas de mantequilla (40 g)
- Azúcar al gusto
- Una tableta de chocolate fondant
Elaboración:
- Lavar y purgar bien los grillos. Después se dejan al menos una hora más en agua limpia.
- Una vez transcurrida la hora, se vuelven a enjuagar bien. Se colocan en el horno a 180º, el tiempo necesario para que queden bien secos y tostados.
- En una olla aparte, se coloca a calentar en baño de maría el chocolate. Cuando esté derretido se le añade una cucharada de mantequilla y azúcar. Mezclar bien todo
- Seguidamente, se sumergen los grillos en el chocolate con cuidado, ya sea con una cuchara o un tenedor, sin romperlos.
- Dejar reposar en el refrigerador sobre papel encerado por un par de horas y luego estarán listos para comer.