Dieta disociada: ¿para qué sirve?
Hace algunos años, se puso de moda la dieta disociada. Se trata de una dieta que se encuadra dentro de las ‘dietas milagro’ y que se basa en no mezclar macronutrientes.
Este régimen diferencia los alimentos en tres tipos: los ricos en carbohidratos, los ricos en proteínas y los neutros. La idea fundamental es no mezclar alimentos de estos tres tipos durante las comidas.
Por otra parte, restringe el consumo de lácteos, frutas, verduras y legumbres. Por lo tanto, estamos hablando de una pauta dietética carente en muchos micronutrientes esenciales para el funcionamiento correcto del organismo.
División de los alimentos en grupos
La dieta disociada forma, por lo tanto, tres grupos de alimentos.
- Glúcidos: aquí se encuentran el pan, la pasta, el arroz, la quinoa, el cus cus, etc.
- Proteínas: alimentos cárnicos o procedentes del mar, huevos y frutos secos.
- Alimentos neutros: se trata fundamentalmente de alimentos ricos en grasas, como los aceites vegetales, las verduras y los lácteos.
No esta permitido bajo esta dieta mezclar alimentos de los distintos grupos, pero también existen restricciones dentro del propio grupo. Por ejemplo, no se pueden combinar distintos tipos de carbohidratos entre sí. Tampoco se permite combinar legumbres con hortalizas ni frutas de distintas variedades entre ellas.
Esta teoría se sustenta en la hipótesis de que si se juntan los alimentos de los distintos grupos estos se convierten en grasa, lo cual produce el aumento de peso del individuo. No obstante, no hay evidencia científica detrás de esta teoría.
Por otra parte, esta dieta tampoco permite la ingesta de carbohidratos en la cena.
La dieta disociada es una dieta restrictiva
Por todo lo anterior, nos encontramos frente a una dieta restrictiva con consecuencias bastante negativas para la salud. Sus defensores refieren pérdida de peso, probablemente consecuencia de la disminución de la ingesta de carbohidratos.
Sin embargo, la cara oculta de esta pérdida de peso es la carencia de nutrientes esenciales que acompaña a esta dieta. El hecho de limitar las ingestas de productos vegetales reduce considerablemente el aporte de vitaminas y minerales, y ello repercute en el funcionamiento de muchos sistemas fisiológicos en el organismo.
Dentro de las dietas disociadas, existe mayor o menor nivel de flexibilidad. Algunas permiten ingerir a diario alimentos de los tres grupos, aunque en comidas separadas. Otras, por el contrario, defienden que cada día se ha de consumir únicamente alimentos de un solo grupo.
Problemas de salud asociados a la dieta disociada
Uno de los problemas fundamentales de este tipo de dieta es su baja sostenibilidad. Es un patrón de alimentación que no se puede llevar a cabo durante un tiempo indefinido, sobre todo por el alto nivel de restricción que conlleva.
Aunque mientras se siga este tipo de dieta se puede experimentar una pérdida de peso, en el momento en el que se suspenda es muy probable que exista un efecto rebote con problemas asociados a la carencia de nutrientes.
Por otra parte, es una dieta deficitaria en proteínas, en vitaminas y en antioxidantes. Esto se puede traducir en problemas en el sistema hormonal, como la baja producción de testosterona por déficit de zinc.
Además, los bajos niveles de vitamina D pueden cursar con cansancio crónico y con un aumento de la probabilidad de padecer osteoporosis en mujeres.
Opciones mejores que una dieta disociada
Existen otro tipo de patrones dietéticos que sí que pueden resultar eficaces para la pérdida de peso y para la prevención de enfermedades complejas. Los ayunos intermitentes o la restricción únicamente de carbohidratos mediante una dieta cetogénica pueden mejorar la sintomatología de algunas patologías o la calidad de vida en general [1] [2].
La dieta cetogénica, a pesar de ser también restrictiva, solo limita la ingesta de carbohidratos. Estos nutrientes son fundamentalmente energéticos. Además, el cuerpo humano está perfectamente capacitado para generar energía en ausencia de ellos, por lo que reducir su consumo podría ser beneficioso para la prevención de la diabetes o para mejorar la curva de glucosa en personas sedentarias.
Asimismo, este tipo de dietas no son restrictivas ni deficitarias en lo que a micronutrientes se refiere. Por este motivo, se asegura el correcto funcionamiento de los sistemas fisiológicos y orgánicos del cuerpo.
En última instancia, presentan una sostenibilidad mucho mayor que las dietas disociadas. Es perfectamente posible llevar a cabo una dieta cetogénica tras un pequeño período de cansancio inicial —junto con náuseas en ciertos casos— que se puede extender hasta un máximo de una semana.
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- Hernández AR., Hernández CM., Campos K., Truckenbrod L., Federico Q., Moon B., McQuail JA., Maurer AP., Bizon JL., Burke SN., A ketogenic diet improves cognition and has biochemical effects in prefrontal cortex that are disociable from hippocampus. Front Aging Neurosci, 2018.
- Storoni M., Plant GT., The therapeutic potential of the ketogenic diet in treating progressive multiple sclerosis. Mult Scler Int, 2015.