¿Funcionan las dietas genéticas para bajar de peso?
En los últimos años, se han puesto de moda las conocidas como «dietas genéticas» para bajar de peso. Estas consisten en un análisis del genotipo de cada persona y de la confección de una pauta de alimentación adecuada a sus características. La idea es buena, pero ¿es realmente eficaz?
Lo primero que hay que tener claro que es que la carga genética influye de forma determinante sobre el metabolismo y el uso de los nutrientes. A partir de aquí, son muchos los condicionantes ambientales que pueden influir en la ganancia y en la pérdida de peso.
La importancia de la genética en la composición corporal
Hace poco se ha descubierto que existen condicionantes genéticos vinculados al sobrepeso y a la obesidad. Por ejemplo, así lo evidencia una investigación publicada en la revista Comptes Rendus Biologies . Esto quiere decir que algunas personas son más propensas a ganar peso que otras.
De todos modos, no significa que aquellos que cuentan con predisposición genética vayan a desarrollar el problema. Solamente que tendrán que prestar mayor atención a los hábitos de vida, o evitar ciertos tóxicos o nutrientes que los afectan en mayor medida.
Ahora bien, ser capaz de identificar estas variaciones a nivel genético supondría una ventaja muy grande para el planteamiento dietético posterior. Por ejemplo, si se detecta un problema en el metabolismo de los carbohidratos, se sabría cuál atacar la causa de base para subsanar el desarreglo.
La validez de las pruebas genéticas
La teoría está clara: identificar las variaciones genéticas permite una mayor precisión en la elaboración de una dieta. No obstante, los métodos con los que se cuenta para llevar a cabo el objetivo son limitados. Lo mismo pasa con los conocimientos, pues a día de hoy no se ha secuenciado entero el genoma.
Se desconocen muchos polimorfismos en los genes y cómo estos podrían repercutir sobre la salud o la capacidad de perder peso. Por este motivo, todavía hay que resolver muchas incógnitas para conseguir sacar partido de todo esto.
Aun así, ya hay test genéticos en el mercado. Estos muestran predisposición a desarrollar patologías u ofrecen información sobre la capacidad metabólica de los nutrientes. Su fiabilidad no es elevada a día de hoy, y los expertos recomiendan guiarse por los parámetros bioquímicos para tomar las decisiones importantes.
Entonces ¿planteamos dietas genéticas para bajar de peso?
Las dietas genéticas para bajar de peso serán el futuro, pero no son todavía el presente. A pesar de que algunos laboratorios están más desarrollados que otros, la información que ofrecen ha de ser cogida con pinzas. No se puede basar toda la pauta dietética en estos datos, ya que podría dar lugar a errores.
Lo óptimo es hacer un análisis de los hábitos de la persona y tratar de identificar las causas de la obesidad. Es posible apoyarse en documentos como los mencionados, pero la visión ha de ser integrativa. Asimismo, no es posible plantear solo un cambio en la alimentación, sino que hay que actuar desde el punto de vista de la actividad física.
Tal y como ratifica un estudio publicado en la revista Progress in Cardiovascular Diseases, el ejercicio resulta una herramienta efectiva para mejorar la composición corporal. Además, ayuda también a garantizar un buen estado de salud. A pesar de que el rendimiento está determinado por la genética, los beneficios del deporte son para todo el mundo.
De momento, las dietas genéticas son una utopía
Se espera que en los próximos años las dietas genéticas consigan revolucionar el concepto de la nutrición. Sin embargo, a día de hoy no se cuenta con el conocimiento ni con la tecnología óptimao para que funcionen correctamente. Es preciso seguir investigando al respecto.
Por lo pronto, la clave para modificar la composición corporal está en mejorar los hábitos de vida y de alimentación. Es importante priorizar el consumo de alimentos frescos, plantear un cierto déficit calórico y enfatizar en la necesidad de realizar ejercicio físico de forma regular. De lo contrario, lo más probable es que no se tenga éxito.
Finalmente, también es clave garantizar la buena composición de la microbiota intestinal y un buen descanso nocturno. A menudo se le presta poca atención a estos factores tan determinantes en el estado de salud, en la composición corporal y pérdida de peso.
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