¿Por qué tu IMC es clave para entender tu salud?
Conocer el IMC puede ser clave para entender la salud, aunque no en todos los casos. Solamente cuando hablamos de personas sedentarias este marcador tiene sentido. Puede funcionar como criterio diagnóstico de la obesidad e informar de cuando se sufre una situación de sobrepeso, lo que habría que tratar de corregir con brevedad.
Antes de comenzar hemos de comentar la principal limitación del IMC, y es que no funciona de manera correcta en atletas o en personas con alto porcentaje de masa muscular. Esta fórmula sobreentiende que cualquier exceso de peso viene condicionado por un aumento de la masa grasa, cuando esto no tiene por que ser siempre así.
¿Qué es el IMC?
Empecemos definiendo el IMC. Se trata de una fórmula que estima el índice de masa corporal. Para calcularlo basta con dividir el peso en kilos entre el cuadrado de la altura en metros. A partir de aquí se obtendrá un resultado que permite catalogar el estado de composición corporal en varios grupos diferentes:
- Peso inferior al normal: menos de 18,5.
- Peso normal: 18,5-24,9.
- Sobrepeso: 25-29,9.
- Obesidad: más de 30.
Hay que tener en cuenta que tanto los estadíos de obesidad y sobrepeso como de peso bajo pueden resultar nocivos para la salud. En el último caso, podría existir un déficit de nutrientes que provocase alteraciones en el funcionamiento de la fisiología. En los dos primeros, una situación de inflamación crónica que aumentase el riesgo de enfermar, según un estudio publicado en la revista Metabolism.
¿Qué pasa si el IMC es inferior a lo normal?
A veces, presentar un peso inferior al normal puede ser preocupante. Conviene mantener el estado de composición corporal en rangos óptimos, ya que si la masa muscular desciende, podría producirse un estado de sarcopenia nocivo para la salud. Esto es especialmente nocivo en personas mayores, puesto que se acompaña de pérdidas de fuerza y de mayor riesgo de muerte.
Es importante entender que una condición de bajo peso pone en riesgo la satisfacción de los requerimientos nutricionales de manera diaria. Algunos de los minerales participan en funciones determinantes dentro del organismo. Un ejemplo es el caso del hierro, necesario para el transporte de oxigeno a través de la sangre. Si existe un déficit se desarrollará anemia, según una investigación publicada en The Medical Clinics of North America.
Mantener el IMC en rangos de obesidad es peligroso
En la otra cara de la moneda, hay que advertir de los peligros de encontrarse en una situación de IMC demasiado alto, padeciendo sobrepeso u obesidad. Insistimos de nuevo que hablamos de personas sedentarias, puesto que la fórmula puede catalogar a un atleta como individuo con sobrepeso sin ser esto cierto.
Cualquier situación de exceso de tejido adiposo en el organismo se relaciona con un peor estado de salud. Las funciones fisiológicas poco a poco se volverán menos eficientes. Es posible que se termine desarrollando una resistencia a la insulina, la antesala de la diabetes. Por ello hay que promocionar la importancia de mantener una buena dieta y de practicar ejercicio a diario.
En el caso de mantenerse con un IMC elevado a lo largo del tiempo y no conseguir recuperar este problema, lo mejor es consultar con un especialista en nutrición. Puede que sea precisa una intervención multidisciplinar, sobre todo si ya existen patologías previas. Lo que está claro es que nunca es tarde para revertir el problema, sobre todo si el objetivo es conservar un buen estado de salud con el paso de los años.
El IMC puede ser un indicador para entender la salud
Como has visto, es clave entender el IMC para saber cómo usarlo para indicar el estado de salud. Se trata de una fórmula que puede no ser precisa en muchos casos, pero que alarma de problemas subyacentes graves en otros tantos. Por este motivo no debe desprestigiarse, sobre todo cuando hablamos de población con un bajo porcentaje de masa muscular.
Para terminar, hay que enfatizar en la necesidad de promocionar buenos hábitos en conjunto para reducir la incidencia de las patologías complejas a medio plazo. Será determinante dormir al menos 7 horas de calidad cada noche y exponerse a la luz solar de manera frecuente para disminuir los niveles de inflamación y asegurar un estado de homeostasis en el medio interno.
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