¿No digieres bien el desayuno? Te damos una solución
Si no digieres bien el desayuno es posible que experimentes molestias intestinales a lo largo de toda la mañana, lo que puede dificultar la jornada de trabajo. Sin embargo, existen una serie de estrategias que se pueden poner en marcha para aliviar este problema y conseguir una absorción óptima de los nutrientes.
Hay que tener en cuenta que, en contra de lo que se pensaba hasta hace pocos años, el desayuno no es la comida más importante del día. No obstante, en el caso de cumplir con dicha primera comida del día siempre conviene que esta sea de buena calidad, evitando los ultraprocesados y la bollería frecuentemente presente. Así, disminuyen las alteraciones en la salud a largo plazo.
Si no digieres bien el desayuno, prueba con el ayuno
Un porcentaje alto de la población se levanta normalmente sin apetito. Esto es algo normal, ya que los mecanismos hormonales hacen que la necesidad de comer no se refleje hasta pasadas unas horas después de despertarse. Consumir alimentos a primera hora sin hambre podría provocar una mala digestión, ocasionando molestias y dificultades en el procesamiento de los nutrientes.
Para evitarlo se puede poner en marcha un protocolo de ayuno intermitente. Este se ha popularizado en los últimos años debido a que ha demostrado ser eficaz para perder peso y para mejorar el funcionamiento del organismo. El planteamiento es muy simple, mantenerse un número mínimo de horas sin consumir alimentos con calorías. De este modo, se puede esperar hasta la media mañana o incluso hasta el mediodía para realizar la primera comida.
Normalmente suele resultar una buena opción incluir alguna infusión como café o té a primera hora de la mañana. La dosis de cafeína ayudará a incrementar temporalmente el rendimiento cognitivo y retrasará la aparición del apetito.
Evita las frutas ácida si no digieres bien el desayuno
En el caso de que experimentes molestias digestivas o intestinales tras el desayuno de forma frecuente, pero al mismo tiempo te levantes con hambre, has de optimizar el tipo de alimentos que consumes a primera hora del día. Es clave evitar los cítricos o frutas ácidas, ya que podría alterar el nivel del pH estomacal, provocando reflujo y ardor en personas con cierta predisposición.
Del mismo modo, habrá que limitar la ingesta de grasas. Estos nutrientes suelen presentar un vaciado gástrico lento. Si la digestión no es buena a primera hora no resulta para nada beneficioso que los comestibles estén dando vueltas en la bolsa estomacal durante mucho tiempo. Resultará una mejor alternativa buscar un producto que presente una absorción más rápida, como los lácteos.
Los zumos y batidos no son la mejor opción
Puede que pienses que el consumo de un zumo o de un batido puede solucionar de manera eficiente el problema de la mala digestión a primera hora, al tiempo que aporta una cantidad de energía. Sin embargo, no resultan la mejor alternativa. Suelen contar con una concentración excesiva de azúcares simples, sobre todo en el caso de los zumos.
La ingesta regular de este tipo de nutrientes podría afectar de manera negativa a la salud metabólica, a pesar de estar presentes de manera natural en ciertos alimentos como la fruta. De hecho, los azúcares simples impactan de forma significativa cuando se administran por medio de una solución líquida, tal y como afirma una investigación publicada en la revista Current Diabetes Reports. Siempre será la mejor alternativa comer una fruta.
Si no digieres bien el desayuno habrá que optimizarlo
Como has visto, existen varias estrategias que se pueden poner en marcha para mejorar la digestión del desayuno en aquellas personas que experimentan molestias tras su consumo. De este modo, se asegurará un aporte óptimo de nutrientes a primera hora de la mañana, o un protocolo eficiente para perder peso en el caso del ayuno. En ambas situaciones se conseguirá mejorar el estado de salud con el paso de los años.
Para terminar, recuerda que si sueles experimentar malas sensaciones tras las comidas, a lo largo del día, puede que sufras algún tipo de patología de tipo intestinal o digestiva. En este caso lo mejor es consultar con el especialista para recibir un diagnóstico preciso y conseguir ponerle solución. A veces basta con realizar un ajuste dietético, pero en otras ocasiones será preciso intervenir con farmacología.
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