¿Cómo mejorar nuestras articulaciones y huesos?
A menudo hablamos de músculos en el deporte, pero parte importante de nuestra salud al entrenar está relacionada a nuestras articulaciones y huesos. A partir de los 30 años podemos experimentar dolores dentro y fuera del entrenamiento; la falta de atención puede generar lesiones de gravedad.
Manteniendo la masa ósea en la adultez
El crecimiento de los huesos se produce como un proceso progresivo que ocupa la niñez, adolescencia y la adultez temprana. Sobre los 30 años, nuestro sistema óseo adquiere mayor tamaño y logra su punto cumbre.
A partir de esta década de la vida, el crecimiento de la estructura ósea frena y comienza su desgaste e involución. Es así cuando los deportistas de treinta años en adelante deben tomar medidas para que la degradación no sea tan fuerte.
En el caso de las mujeres, el proceso de descalcificación suele ser mucho más fuerte. La pérdida ósea se acelera debido a factores como la menopausia. Por eso las chicas suelen recurrir a suplementos alimenticios con mayor rapidez; en este caso, su mayor riesgo es la osteoporosis.
¿Cómo proteger los huesos?
El solo hecho de hacer ejercicios y cumplir con un plan de alimentación es de por si la primera medida de protección. Ahora bien, la dieta no puede fundamentarse solo en el hecho de querer perder peso, o ganar masa muscular solamente.
Es fundamental enfocarnos en la ingesta de algunos elementos alimenticios fundamentales. Lo primero es el acceso al calcio, quizás el mineral más influyente en la constitución ósea. El 45% de nuestros huesos está compuesto principalmente carbonato de calcio y fosfato.
Otro componente vital en el mantenimiento óseo es la vitamina D; el problema es que esta sustancia no es fácil de obtener. Su principal fuente es la exposición a la luz solar, por lo cual siempre es bueno tomar algo de sol. Ahora podemos entender porque el sedentarismo contribuye a la degradación de nuestra estructura.
La importancia de las articulaciones
El paso del tiempo también puede verse reflejado en nuestras articulaciones y huesos. Con respecto a las primeras, el mayor riesgo es la artrosis, o inflamación articular. Su origen está en la perdida temprana de cartílago y el debilitamiento de sus músculos asociados.
Estas molestias casi siempre ocurren en zonas localizadas: piernas, rodillas o partes de los brazos. En el caso de los deportistas, lo grave es que este padecimiento puede generar cierta rigidez; el desempeño deportivo se ve afectado considerablemente por la artrosis.
No obstante, este tipo de dolencias se pueden prevenir. El ejercicio puede ser la clave para evitar estos dolores, como también su puerta de entrada. En este sentido, el calentamiento y la actividad física correcta serán las claves del éxito.
Protección de articulaciones y huesos
El ejercicio es también en el caso de las articulaciones, un mecanismo de protección siempre que sea realizado correctamente. Un adecuado calentamiento es necesario para evitar lesiones. De igual manera, la realización de los ejercicios de mediante las posturas y procedimientos adecuados se vuelve indispensable.
Las lesiones de articulaciones pueden ser mucho más graves y recurrentes durante la adultez avanzada. En este sentido, las personas a partir de los 40 años deben ser muy conscientes de sus límites físicos.
Añadido a esto, es necesario mantener algunas condiciones corporales controladas: .el peso adecuado y evitar las sobrecargas son requerimientos prioritarios.
Los cuidados especiales también se hacen necesarios; es el caso de la aplicación de calor, masajes y demás elementos propios de la fisioterapia. Los estados de depresión y estrés también deben ser erradicados.
Entrenamiento para la adultez: aplicando el sentido común
Cuando somos jóvenes, es normal ir un poco más allá de nuestros límites. De hecho, nuestro organismo tiene las características necesarias en esa etapa para extralimitarnos. Pero con la llegada de la vejez, nosotros somos responsables de administrar nuestros recursos energéticos y corporales.
El descanso ocupa un factor determinante en la recuperación y administración de nuestro físico. Cada entrenamiento debe realizarse con inteligencia y vigilancia. En esta etapa, la protección de nuestras articulaciones y huesos también es cuestión de inteligencia.
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