¿Cómo recuperar la confianza después de una lesión?
Si hay algo que les interesa a los entrenadores y a los deportistas es cómo recuperar la confianza después de una lesión. Sufrir un parón en la actividad deportiva puede resultar un acontecimiento traumático del que muchos atletas no llegan a recuperarse del todo.
Hay una tendencia a pensar que el proceso de rehabilitación de una lesión es solo una readaptación física. Si en este proceso solo se contempla lo físico, se están perdiendo partes muy importantes. De hecho, una buena rehabilitación tiene que cubrir tanto aspectos físicos como mentales.
Más en concreto, en la parte del trabajo psicológico se trabajan aspectos tan valiosos y variados como las sensaciones, creencias y emociones asociadas al proceso de recuperación. Teniendo en cuenta que se trata de un acontecimiento que marca la vida de un deportista, a continuación veremos cómo recuperar la confianza después de una lesión.
Acepta todas las emociones y aprende a tolerarlas
Si hay algo que caracteriza a una lesión es que un proceso puramente emocional. Por mucho que el deportista trate de ocultarlo alrededor de cualquier percance, hay un cúmulo de emociones desagradables. De hecho, uno de los problemas es precisamente que se traten de reprimir u ocultar todo lo que se siente.
Uno de los obstáculos que dificultan el proceso de recuperación es la represión emocional. Es decir, el no permitirse estar mal emocional, o actuar distanciado del impacto emocional del acontecimiento.
Por el contrario, tener una actitud abierta a aceptar el malestar y permitirse estar mal es un pequeño, pero valioso, paso para una recuperación sana. En este sentido, cabe mencionar que esta tarea requiere de tener una cierta tolerancia a las emociones negativas. Hay que aprender que los sentimientos no son malos, incluso los malos tienen una función y son necesarios.
Exponte poco a poco a las situaciones que te dan miedo
Un fenómeno muy común entre los deportistas que se lesionan es coger temor a aquellas situaciones o gestos que han provocado la lesión. El miedo es una reacción natural, pero si no se trabaja puede retroalimentar el problema de la lesión.
El deportista que está más pendiente de evitar situaciones o movimientos está, sin saberlo, aumentando la probabilidad de volver a lesionarse. La atención es un recurso limitado, por lo que si se dirige a la evitación de un posible daño no se puede atender a aquello que es relevante en el momento presente, y, por tanto, incrementa la probabilidad de tener un accidente.
Para tratar el componente del miedo lo más eficaz es exponerse a él de forma gradual. Los ejercicios de exposición tienen como finalidad que el deportista se habitúe y compruebe por él mismo que no ocurren las consecuencias negativas que anticipa.
Un estudio de la Asociación de Psicología del Deporte Argentina subraya el valor de la exposición gradual y jerarquizada en el tratamiento del miedo asociado a una lesión deportiva. Además, resalta el papel del psicólogo como acompañante y fortalecedor de los recursos de afrontamiento del deportista.
Revisa los objetivos y adáptalos al momento actual
Una lesión supone una ruptura temporal con el ritmo de entrenamiento. Esta ruptura será más o menos larga dependiendo de la gravedad de la lesión, pero en cualquier caso los objetivos y metas establecidas deben pasar por un proceso de reevaluación.
Una lesión no significa que el deportista tenga que estar inactivo, sobre todo en el plano mental. Este momento puede ser la oportunidad perfecta para establecer nuevos objetivos. De hecho, un artículo de la Universidad Autónoma de Nuevo León afirma que el establecimiento de objetivos es una de las técnicas estrella en la intervención psicológica tras una lesión.
Además, el hecho de irse estableciendo objetivos y poco a poco ir cumpliéndolos es un potente estímulo para recuperar la confianza en uno mismo. Pocas cosas sientan mejor que saber que uno puede cumplir lo que se propone, incluso cuando no está en su mejor momento.
Recupera la confianza en ti mismo para volver más fuerte
En la mayoría de las ocasiones la ocurrencia de una lesión es un acontecimiento accidental. Además, desgraciadamente muchas veces ocurren cuando el deportista se encuentra en su mejor momento, lo que supone tener que parar por un periodo de tiempo.
Aun así, es posible seguir progresando y trabajar para que la vuelta a la práctica deportiva no solo sea al mismo rendimiento, sino que se vea potenciado en determinadas facetas nuevas para el deportista.
Trabajar durante una lesión es duro, ya que implica saber gestionar emociones y pensamientos negativos, pero sin duda es un trabajo que merece la pena. No solo el cuerpo lo agradecerá, también la salud mental.
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