¿Qué pasa si el deporte se convierte en una obsesión?
El deporte es un hábito muy saludable, sin embargo se torna problemático cuando se convierte en una obsesión. Ningún hábito llevado al extremo es sano, y en el caso del deporte su adicción conlleva considerables problemas físicos y mentales.
Cuando el deporte se convierte en una obsesión no solo significa que la persona lo realiza en una frecuencia mayor. También implica que se dejan de lado las tareas diarias por entrenar y que toda la vida de la persona gira en torno a lo que tiene que ver con lo deportivo.
El reconocer que uno tiene una obsesión es el primer paso para superarla. Aún así, este primer paso tan obvio a veces es el que más cuesta, pues supone reconocer que tiene un problema, más con una conducta saludable como es el deporte. Para arrojar algo de luz en este asunto, a continuación trataremos las consecuencias de que el deporte se convierta en una obsesión.
Aumenta el riesgo de sobreentrenamiento
Hay una creencia muy extendida en el ámbito del entrenamiento deportivo que dice que cuanto más se entrena, mayores serán las ganancias. Esto no es del todo correcto, pues el aumentar el volumen e intensidad del entrenamiento sin tener la capacidad para aguantarlo produce el llamado síndrome de sobreentrenamiento.
El sobreentrenamiento, o fatiga crónica, es una condición que produce una considerable disminución en el rendimiento deportivo. Se produce cuando el deportista hace un esfuerzo desmesurado a sus capacidades durante un periodo prolongado de tiempo.
Principalmente se compone tanto de síntomas físicos como psicológicos. En el plano físico destacan el aumento de las pulsaciones en reposo, la sensación de cansancio constante, la pérdida de apetito y las alteraciones en el sueño. Por otro lado, en el aspecto mental el síndrome de sobreentrenamiento produce emociones negativas tales como la frustración, la apatía y la irritabilidad.
Cambia el enfoque motivacional
La motivación por hacer deporte es un pilar fundamental para que el hábito se pueda mantener en el tiempo. Aún así, la motivación es un concepto muy amplio, no existiendo solo un motivo que lleve a la persona a ejercitarse.
En un sentido amplio se pueden distinguir dos motivaciones. Por un lado, aquella que impulsa a conseguir algo que se desea y por el otro, la que moviliza para evitar situaciones desagradables. En ambos casos estamos hablando de motivación, ya que la persona realiza una conducta determinada por un motivo, pero la razón que subyace es diferente en ambos casos.
Cuando una persona se obsesiona con el deporte el enfoque motivacional cambia. Se pierde la capacidad de disfrute y el deporte pasa de ser un medio para encontrarse mejor, a un medio para evitar pensamientos y sensaciones desagradables.
El enfoque es el mismo que si se tratase de una adicción a una sustancia. Al final, el consumo se realiza no para obtener los efectos positivos, sino para evitar los síntomas del síndrome de abstinencia.
Aumenta el riesgo de consumir esteroides
En numerosas ocasiones la obsesión por el deporte oculta en realidad una obsesión con la imagen corporal. Cuando esto ocurre el deporte se convierte en un medio para conseguir una apariencia física deseada, sin tener en cuenta los peligros que entraña.
Una persona obsesionada con su imagen corporal es capaz de hacer casi cualquier cosa con el fin de conseguirla. Entre las soluciones que se plantea es habitual el ejercicio físico excesivo, pero también el uso de sustancias dopantes para conseguir los resultados de manera más rápida y con menos esfuerzo.
En un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid se menciona que la diferencia entre culturistas que usan anabolizantes y los que no parece estar mediada por el grado de dismorfia muscular. Esto quiere decir la percepción distorsionada de su cuerpo como algo que no está lo suficientemente definido o musculoso. Aquellos culturistas que perciben que su cuerpo no es de su agrado mostraban mayores niveles de obsesión con el deporte y mayor probabilidad de usar anabolizantes.
El deporte debe ser un hábito saludable
Uno de los criterios que definen al deporte es que es sinónimo de salud. En el momento que este se convierte en una fuente de preocupación o de estrés pierde su función saludable y se convierte en otro hábito tóxico.
El exceso de deporte tiene graves consecuencias para la salud, pero muchas veces estas se olvidan porque se cree que cuanto más se entrena, más salud se tiene. Por ello, es importante adaptar las rutinas de entrenamiento a las capacidades de cada uno. Además de introducir las cargas de manera progresiva y prestando atención a la técnica para evitar lesiones.
Con todo esto, no dejes que tu mente te juegue una mala pasada y recuerda que si no disfrutas el deporte, te estás perdiendo su cualidad más esencial.
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- Molina, J. M. R. (2007). Vigorexia: adicción, obsesión o dismorfia; un intento de aproximación. Salud y drogas, 7(2), 289-308.