Dietas sin gluten
Las dietas sin gluten están de moda. Son muchos los adultos que se someten a estos regímenes alimenticios sin prescripción médica; incluso sin presentar problemas de salud de ninguna especie. Su implementación, en los casos de quienes padecen de la Enfermedad Celiaca o algún otro trastorno derivado de la ingesta de estas proteínas, no es opcional.
Su consumo está altamente estigmatizado. Muchas personas con problemas digestivos u otros padecimientos médicos, eligen por cuenta propia suprimir el gluten de su día a día. Además, también hay quienes lo relacionan con problemas de obesidad y sobrepeso, así como con el posible desarrollo de diabetes.
El gluten, elemento controvertido
Muchos adultos sanos, ajenos a la Enfermedad Celíaca o alergias al gluten, han encontrado en estas dietas, una (aparente) vía para perder peso. Este ’fenómeno’ se ha visto muy favorecido por algunas estrellas de fama internacional, que aseguran mantenerse en forma desde que consumen solo alimentos ’gluten free’.
Al mismo tiempo, no hay ningún estudio científico que certifique estas afirmaciones. Incluso, algunos especialistas encuentran entre las personas que consumen dietas ’pro gluten’, una leve disminución en los riesgos de sufrir de problemas coronarios.
La razón que justificaría el consumo de gluten, estaría en un mayor consumo de granos enteros, elemento vetado para celiacos y demás grupos intolerantes.
¿Dónde está el problema?
La eficiencia de un régimen alimenticio muchas veces se resume en la búsqueda del equilibrio, evitando todo tipo de extremos. De esta forma, al tiempo que no se ha probado ningún beneficio en dietas sin gluten entre adultos sanos, abusar de estas proteínas también está contraindicado.
Sin embargo, en la mayoría de los casos de cuadros de sobrepeso, índices altos de colesterol o problemas circulatorios, el gluten no es más que un acompañante dentro del gran problema. Las causas se encuentran en dietas desequilibradas, con alta presencia de harinas o grasas saturadas y pocos alimentos frescos.
No se ha establecido una relación directa entre la supresión en las dietas de estas proteínas con la pérdida de peso. Tampoco se ha podido comprobar una incidencia directa con casos de diabetes. Sí es un hecho probado que el gluten, además de no aportar nutrientes propios, cumple un papel importante en la absorción del calcio y vitamina D.
Cuando las dietas sin gluten no son opcionales
Se estima que el 1% de la población mundial padece enfermedades celiacas o algún otro trastorno relacionado con el gluten. También se cree que estos cuadros permanecen poco diagnosticados, toda vez que muchas veces la sintomatología no es elocuente.
El único tratamiento eficaz para controlar las incidencias negativas de estas patologías, es seguir dietas sin gluten. Entre otras razones, porque no existe una zona de seguridad, con mínimos tolerables.
Más allá de la dieta
Cerca del 80% de las personas con intolerancia al gluten, presentan algún tipo de lesión permanente en su aparato digestivo. Y ello a pesar de cumplir de manera estricta con sus patrones alimenticios. Esto puede obedecer a varios factores, como contaminación cruzada o ingesta de medicamentos con pequeñas trazas.
Alimentos frescos y sin procesar: la prioridad
En el mercado hay disponibles una alta cantidad de productos ’Gluten Free’. Sin embargo, los regímenes alimenticos de celiacos y demás personas que tienen vetado el consumo de gluten, deben atender un principio fundamental para una alimentación sana. Y este no es otro que el equilibrio.
Muchas de las harinas procesadas sin trazas de estas proteínas, pueden tener los mismos efectos que los productos ’ordinarios’. Sobrepeso y problemas circulatorios son algunos de ellos.
Además, también debe atenderse otro factor importante: el económico. Los productos especialmente procesados para personas intolerantes al gluten, son entre tres y cuatro veces más costosos.
Siempre es importante una alta presencia de frutos, vegetales y verduras ricos en fibra. También hay que incluir en cualquier dieta balanceada pescados y carnes de calidad, con el fin de garantizar la mayor ingesta de nutrientes en cada comida.