Comer o no comer semillas de chía
La de los ‘superalimentos’ es una categoría que es vista por muchos especialistas en nutrición con recelo. No porque a los ingredientes que se les acuña este adjetivo carezcan de propiedades que los hagan destacar frente al resto; el problema recae en que también suelen adjudicárseles connotaciones mágicas y milagrosas. Dentro de esta lista figuran las semillas de chía.
Es cierto es que se trata de uno de los alimentos con mayor concentración de ácidos grasos omega 3. Además, es rico en antioxidantes, calcio y proteínas y son una importante fuente de fibra natural. Sin embargo, las semillas de chía no hacen milagros, como no los hace ningún comestible de origen vegetal o animal.
En líneas generales, la ingesta de semillas de chía está ampliamente recomendada, siempre tomando algunas precauciones y sin abusar. Debe formar parte de un régimen alimenticio equilibrado, de la mano con un estilo de vida activo y lejos del sedentarismo.
Qué aportan las semillas de chía
Estas semillas son originarias del centro y sur de México, así como de El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Costa Rica. Se tiene certeza de que las civilizaciones mesoamericanas, principalmente los Mayas, ya las incluían dentro de su dieta básica.
Además de omega 3 y calcio, las semillas de chía aportan buena cantidad de magnesio. Por esta razón son ideales para evitar y disminuir procesos inflamatorios.
Su alto contenido en fibras solubles facilita el tránsito intestinal y barre, al mismo tiempo, con toda la basura que pudiese quedar acumulada. De la misma forma, mantienen perfectamente hidratado al colon.
Por otro lado, la carga energética de las semillas de chía es la más completa entre los alimentos de origen vegetal. Mantienen bajo control los niveles de azúcar en la sangre, lo que evita episodios de cansancio o repentinas faltas de fuerza. Esto también influye positivamente sobre la hormona insulina, y así reduce los riesgos de padecer diabetes tipo 2.
Las semillas de chía y el control de peso
Sus ‘cualidades milagrosas’ suelen estar fundamentadas con la eficacia de estas semillas en la reducción y el control del peso corporal. Además de que su contenido fibroso aumenta la capacidad de asimilación de los alimentos, su poder saciante evita que tras su consumo se produzcan episodios de antojos descontrolados.
Estas cualidades se deben a que las semillas de chía absorben hasta 10 veces su peso en agua. Al ‘inflarse’ de esta forma, mantienen la sensación de saciedad durante más tiempo. Para optimizar todavía más esta función, se recomienda combinarlas con líquidos; puede ser un vaso de agua o zumos naturales, hasta leche o yogur.
Gluten free
Es una cuestión para nada menor. Las semillas de chía están completamente libres de gluten. Por lo tanto, las personas con intolerancias a este conjunto de proteínas, incluidos los que padecen de la enfermedad celiaca, pueden hacer uso de ellas sin limitaciones.
Adicionalmente, están indicadas dentro de los menús de aquellos con problemas de hipertiroidismo e hipoglucemia. Lo mismo que para combatir dificultades gástricas, como el reflujo gástrico, y para mantener los niveles de colesterol a raya.
Alimento versátil
Además de sus amplias propiedades, es igualmente un ingrediente que se utiliza en la cocina para casi cualquier cosa. En su forma natural, pueden agregarse entre una y tres cucharadas en un vaso de agua o de algún zumo natural.
Esta bebida es igualmente una opción muy válida para los deportistas después del ejercicio. Su ventaja es que permite la rehidratación con una bebida alta en carbohidratos, pero baja en azúcares.
También puede incluirse este ingrediente en un amplio número de recetas; combinan prácticamente con cualquier otro alimento. Las más comunes son las ensaladas crudas, pero funcionan perfectamente con pollo, en hamburguesas, arroz o pasta. Incluso se pueden preparar en postres, como pudín de chocolate.
La lista de ‘peros’
Los problemas relacionados con el consumo de las semillas de chía no están en ellas, sino en la forma en la que son utilizadas. Además, pese a lo que muchos creen, por sí solas son incapaces de hacer que las personas pierdan peso. Tampoco pueden reducir los niveles de colesterol o hacer crecer a los músculos.
De la misma forma, estos ingredientes naturales no poseen cualidades especiales, como erradicar el cáncer o curar la diabetes. En exceso, el consumo de estas semillas puede derivar en dificultades gastrointestinales.
Por otro lado, también pueden dificultar la correcta absorción del calcio, hierro y demás minerales que el organismo requiere para su óptimo funcionamiento.
En última instancia, al ser un elemento rico en componentes anticoagulantes, su ingesta no debe combinarse con fármacos que produzcan el mismo efecto. De lo contrario, los riesgos de sangrados y hemorragias aumentarían dramáticamente.
A modo de síntesis, podríamos afirmar que estas semillas son extremadamente buenas para la salud, pero se las debe consumir con responsabilidad y moderación. ¿Las has incluido en tus preparaciones alguna vez?
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- Revista Chilena de Nutrición. 2013. Composición semillas de chia. Extraído de: https://scielo.conicyt.cl/pdf/rchnut/v40n2/art10.pdf
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