¿La contaminación cancela los beneficios del ejercicio?
La contaminación de las ciudades podría disminuir los beneficios del ejercicio físico. Los daños ambientales de las diversas industrias, el tráfico de los coches y demás factores contaminantes han comenzado a volverse preocupantes incluso a la hora de hacer algo tan simple como salir a correr, jugar al tenis o andar en bicicleta.
A lo largo de los últimos años, se han realizado estudios en los que se analizan los efectos de la contaminación atmosférica a la hora de entrenar al aire libre. En dichos informes, el resultado sobre la pérdida de beneficios del ejercicio a causa de un ambiente contaminado ha sido contundente.
Por todo ello, en ciudades como Madrid se promueve el uso de un protocolo para situaciones de contaminación. De hecho, se recomienda a los madrileños salir a correr con mascarilla, en vistas de la nube de contaminación que sobrevuela la ciudad.
¿Por qué la contaminación reduce los beneficios del ejercicio?
El tránsito por una zona de aire contaminado es tóxico para el cuerpo, sobre todo si se realiza ejercicio. Antes de elegir una ruta de running, bicicleta o cualquier deporte de exteriores, es preciso elegir caminos libres de contaminación ambiental, sobre todo en ciertas ciudades más contaminadas que otras.
Las toxinas liberadas por la combustión de distintos elementos contaminantes acarrean distintos grados de peligro para el organismo; los efectos se verán a medio y largo plazo.
El problema al hacer ejercicio es que el cuerpo consume al menos un 20 % más de aire que en estado de reposo o actividad regular. Esto no solo limita los beneficios del ejercicio, sino que además multiplica el nivel de daño.
Consecuencias de respirar aire contaminado al hacer ejercicio
El daño de respirar aire contaminado al hacer actividad física se traduce en una formación acentuada de radicales libres. Al inhalar una mayor cantidad de toxinas, son los sistemas respiratorio y cardiovascular los que se ven afectados de manera directa.
Por un lado, los metales pesados se acumulan en los pulmones, incapaces de dar abasto para filtrar el exceso de polución. De acuerdo al nivel de exposición a este aire, los daños pueden abarcar desde una bronquitis crónica hasta un cáncer, pasando por un edema pulmonar.
En cuanto al sistema cardiovascular, gran parte de los beneficios del ejercicio que se obtienen en este plano se cancelan. La circulación comienza a hacerse cada vez más lenta y menos fluida.
Si el problema persiste, si se sigue entrenando en un ambiente contaminado, las arterias irán quedando cada vez más débiles. Como consecuencia, se deja al corazón expuesto a enfermedades de todo tipo.
¿Soluciones?
Si lo que contamina el ambiente es, principalmente, la alta concentración de dióxido de nitrógeno en el aire, el uso de mascarillas que alivien el trabajo pulmonar es una solución viable. Aunque resulte incómodo, es innegable que estos dispositivos se ocupan de filtrar el aire repleto de partículas contaminantes.
Muchas personas se sorprenden ante la perspectiva de usar una máscara para hacer los deportes que toda la vida hizo sin riesgo alguno. Sin embargo, quien hace ejercicios de manera frecuente percibe el enrarecimiento del aire y las molestias en las fosas nasales, entre otros signos de alarma.
Para tranquilidad de quienes lo necesiten, las mascarillas anticontaminación se consiguen en el mercado y hay varios modelos. En este sentido, es bueno saber que algunas son más eficientes que otras para bloquear el paso de toxinas.
Otras opciones son realizar entrenamiento de baja intensidad, a fin de que el ritmo cardíaco no se acreciente. También se considera que, en las primeras horas de la mañana, el aire suele ser más limpio que a la tarde.
Consejos anticontaminación
Una recomendación útil es limpiar las fosas nasales después del ejercicio. Esto ayuda a evitar que las vías respiratorias se irriten e inflamen. El modo de limpiarlas es simplemente con agua, soplando para que los residuos que hayan ingresado sean repelidos.
Aquellas personas con padecimientos respiratorios crónicos, como el asma, no deberían entrenar en zonas de alto índice de contaminación. Tampoco es conveniente que lo hagan aquellos que sufren enfermedades cardiovasculares.
En conclusión, es importante no seguir entrenando si aparecen dificultades para respirar o si se experimenta mucho cansancio repentino. Los beneficios del ejercicio se reducen, cancelan y hasta desaparecen en sectores de mucha contaminación.
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