Las fracturas costales por estrés en el ejercicio
Nos referimos a fracturas costales por estrés cuando una o varias costillas se rompen por una fuerza repetitiva que se aplica sobre ellas a causa de un ejercicio. Para que suceda la condición, es fundamental que esta fuerza sea menor a la capacidad de resistencia del hueso.
Esto quiere decir que el tejido se destruye no por un único trauma directo, sino por la repetición de pequeños traumatismos que, con constancia, inciden en el mismo lugar. En algún punto, la elasticidad propia de las células se ve penetrada y ocurre la fractura.
¿Por qué suceden las fracturas costales por estrés?
El mecanismo por el que las costillas se fracturan al estresarse en los deportes es la fatiga. Este término es difícil de describir, ya que no significa cansancio en el sentido amplio que lo utilizamos cuando estamos agotados.
La fatiga de los tejidos óseos se vincula a la repetición con la que tienen que soportar las cargas. Pensemos en un kayakista que todos los días entrena con el mismo movimiento de remos. En este caso, las costillas son presionadas por los músculos torácicos de manera continua, hasta que ya no soportan esa insistencia de la fuerza que se les aplica.
En condiciones normales, un pequeño trauma puede ser reparado en breve por las células. Sin embargo, en las fracturas costales por estrés, no se da tiempo a la cicatrización y cada vez la fisura penetra más adentro del hueso. Llegado el punto de corte, se hace evidente la lesión.
Según un estudio publicado por la Revista Internacional de Ciencias Podológicas, la forma de propagación de la rotura es distinta a la de las fracturas comunes por un único trauma. Las costillas se comienzan a romper de forma perpendicular, pero enseguida toman una dirección paralela al borde del hueso.
Síntomas de las fracturas costales por estrés
El dolor es el signo más característico de una fractura en las costillas. En el caso de las originadas en fatigas crónicas, es posible que la molestia se desarrolle con lentitud, insidiosa, sin ser aguda.
Este dolor se incrementa cuando suceden los movimientos respiratorios profundos. Al ingresar o expulsar aire, pero sobre todo en la inspiración, el eje costal se desacomoda y se manifiesta como malestar. En general, este dolor es localizado y no se irradia a otras regiones, pero si existiese pinzamiento nervioso, podría correr hacia el esternón o la espalda.
La inflamación es variable; algunos deportistas notan un bulto en la zona de la fractura, mientras que otros solo perciben el dolor. En caso de haber acumulación de líquido, también es posible que la piel cambie de coloración y hasta que se forme un hematoma sobre la costilla dañada.
Si la fractura costal por estrés acarreó un desgarro muscular o viceversa, el hematoma sí está presente siempre, con tamaño variable. No es lo mismo el caso del boxeador que el del que practica remo, así como tampoco los cuadros derivados de malas técnicas en el gimnasio para musculación.
Factores de riesgo de esta patología
Hay distintas situaciones y factores de riesgo que favorecen la aparición de fracturas por estrés. De acuerdo con una publicación de la Revista de la Asociación Argentina de Traumatologia del Deporte, casi siempre la lesión se clasifica como de bajo grado, es decir, con poca probabilidad de evolucionar hacia formas graves. De este modo, sería capaz de resolverse con reposo.
De todas maneras, mediante el conocimiento de estos factores es posible pensar en una prevención adecuada. Los más relevantes son los siguientes:
- Mala postura y mala técnica: hay deportes que tienen metodologías específicas y probadas para evitar lesiones. Si el atleta no respeta esos movimientos y modalidades, es posible que se exponga a las lesiones.
- Condiciones de baja densidad ósea: las personas con osteopenia u osteoporosis tienen menor densidad en sus huesos, por lo que el calcio y el entramado del tejido es deficiente. En estas situaciones, es lógico que el estrés al que se sometan sea capaz de fracturar sus costillas.
- Sobreesfuerzo por repetición: si el atleta repite el mismo entrenamiento siempre sin regulación del peso y de la fuerza, es posible que recargue zonas del cuerpo. Para ello existen los modelos progresivos de actividad física y el conocimiento de los entrenadores para guiar las preparaciones.
¿Qué hacer una fractura costal por estrés?
Si eres deportista y sufres una fractura costal por estrés, lo primero será consultar con un médico. Te realizarán una radiografía del tórax para corroborar la lesión y se evaluará su extensión.
Una de las primeras recomendaciones consiste en reducir la actividad física o suspenderla, de manera que la costilla pueda cicatrizar. También se pueden prescribir analgésicos y antiinflamatorios para el manejo de los síntomas. El uso de un vendaje se definirá con base en la gravedad, y puede ayudar a la estabilización.
Finalmente, restará planificar una rehabilitación que incluya fisioterapia —muy importante según la literatura científica al respecto, ejercicios de fortalecimiento de los músculos torácicos para evitar recaídas y la vuelta al deporte. La cirugía queda reservada para casos de extrema gravedad, en los que se pierda el eje de las costillas por desplazamiento.
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