¿Cuál es la importancia del control de las emociones en el deportista?
Una de las habilidades mentales más valiosas que puede tener un deportista es el control de las emociones. Rendir en el mejor estado mental requiere ser consciente y controlar las reacciones más viscerales del cuerpo.
El deporte es una actividad que está cargada de emotividad y sentimiento. Por ejemplo: el deportista que llora tras haber ganado un campeonato, el que rompe una raqueta cuando pierde un juego o se abraza con sus compañeros tras marcar un gol. En esas situaciones comunes en el deporte, las emociones están a flor de piel e indican que la situación es importante para el deportista.
Ventajas del control de las emociones en el deporte
Sin embargo, existe una delgada línea entre vivir esos momentos con intensidad y perder el control. Cuando las emociones no se controlan, se corre el riesgo que el rendimiento se vea perjudicado. Por ello, a continuación hablaremos de la importancia del control de las emociones en el deportista.
Permite disfrutar más de la competición
Las emociones permiten vivir con mayor intensidad momentos claves de la vida. El tipo de emoción sentida determinará el valor de la experiencia y el recuerdo; si es positiva se evocará con ilusión, pero si es negativa, quedará un recuerdo amargo.
El control de las emociones, especialmente las negativas, es una gran ayuda para centrarse en los aspectos de la competición que de verdad importan: hacerlo lo mejor posible y disfrutar. Es muy difícil cumplir estos dos requisitos si las emociones como el miedo o la ira dominan al deportista.
Mejora la relación con el entrenador y los compañeros
Cuando un deportista está muy excitado, suele pagar su enfado con las personas que tiene más cerca: su entrenador o compañeros de equipo. Si estas reacciones se repiten constantemente, pueden deteriorar la relación con estas personas hasta tal punto que el deportista es apartado o pierde la confianza de su entrenador.
Aprender a controlar las emociones es respetarse a uno mismo y a las personas del entorno. La asertividad en este caso es un concepto clave. Esta consiste en expresar los deseos y sentimientos teniendo en cuenta a la otra parte y no justificarse con el «es mi forma de ser».
Siguiendo esta idea, según un artículo publicado por la Escuela Internacional de Educación Física y Deportes, la asertividad es una cualidad que contribuye a la creación de relaciones sociales saludables e influye en el bienestar emocional de las personas.
Aumenta el desempeño físico
El control motor y las emociones están estrechamente relacionadas. Los estados emociones son capaces de influir o alterar el control muscular. Por ejemplo, cuando un deportista se pone nervioso, sus músculos se ponen rígidos; esto puede alterar su desempeño en competición.
Por otro lado, saber controlar las emociones aporta un punto de confianza. Esto implica asegurarse de que los nervios no van a jugar una mala pasada o que van a interferir con las habilidades físicas o técnicas ensayadas en los entrenamientos.
Asimismo, controlar las emociones intensas es un paso indispensable para enfocar la atención en aquello que es importante durante una competición. Una de las causas más frecuentes de distracción es prestar atención a sensaciones o pensamientos negativos en momentos decisivos.
Es una forma de mantener a raya los pensamientos negativos
La relación entre pensamientos y emociones es bidireccional. Es decir, los pensamientos son en muchas ocasiones el origen de las emociones; de la misma manera que cuando se pasa por un estado emocional determinado, esa emoción genera pensamientos e ideas.
Por tanto, influir en una emoción determinada también tendrá efectos en los pensamientos. Esto es especialmente interesante en el caso de los pensamientos negativos. Una manera de acabar con ellos puede ser evaluar su contenido y cuestionarlos, pero también es eficaz actuar directamente sobre la emoción que los genera.
El control de las emociones es una clave del éxito
Experimentar emociones es la cosa más humana que existe. No hay nada de malo en vivir la vida de forma emocional o en sentir las emociones de manera intensa. Aún así, tenemos que tener control sobre las reacciones emocionales y no permitir que ellas nos controlen, sino al revés.
Por último, la gestión emocional no solo es una forma de procurar un rendimiento óptimo, sino también de garantizar el bienestar y la salud mental en todos los ámbitos de la vida. Con todo esto, ¿qué más motivos necesitas para empezar a controlar las emociones?
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- Nápoles, M. (2008). Asertividad, personalidad y deporte. Escuela Internacional de Educación Física y Deportes, La Habana (Cuba).