La clave de los refuerzos positivos en el deporte
Hablar de refuerzos positivos es hablar de conducta. Dentro de la práctica del deporte, los entrenadores deben enfocarse en afianzar las conductas positivas. Asimismo, dicha práctica también implica desterrar otras conductas que pueden interferir con el desarrollo deportivo y social; es allí cuando es necesario entender el concepto que abordaremos a continuación.
Los refuerzos son modelos de intervención con el objetivo de moldear la conducta. Hablamos de un concepto netamente psicológico, al que los entrenadores de todo tipo deben vincularse al trabajar con niños y jóvenes.
La perspectiva del refuerzo traspasa el castigo o el alago. Se vuelve importante, en estas situaciones, incorporar distintas estrategias según la situación que se presente.
¿Para qué sirven los refuerzos dentro del deporte?
La práctica del deporte no solamente implica el desempeño físico de una acción determinada. Los valores, el respeto y el funcionamiento en equipo son aspectos que incluyen diversas variables psicológicas, como por ejemplo:
- Tolerancia a la frustración.
- Compañerismo.
- Proactividad.
- Autosuperación.
- Autoestima.
Por otro lado, también tenemos aptitudes que son contraproducentes al desarrollo deportivo. Estas no se erradican simplemente potenciando una característica antagónica, sino trabajando específicamente en ellas. Para ello, es necesario identificarlas correctamente en acciones específicas. Algunas de ellas son:
- Egoísmo.
- Baja tolerancia.
- Individualismo.
- Apatía y falta de colaboración.
- Baja autoestima.
- Agresividad.
El impacto de los refuerzos positivos
Para utilizar una perspectiva de refuerzos, primero es necesario distinguir entre los dos principales tipos:
- Refuerzo positivo: tiene por objetivo afianzar una conducta positiva. Por ejemplo: Cuando un niño toma la iniciativa de ayudar a un compañero, premiar esa aptitud favorecerá tanto al niño premiado como al resto, que lo tomará de ejemplo.
- Refuerzo negativo: consiste en quitar una conducta o hacer que esta no perdure en el tiempo. Para ello, es fundamental ofrecer alternativas. Por ejemplo: cuando un niño se comporta de manera agresiva, desaprobar esa actitud frente al resto del grupo, poniendo de ejemplo a otro niño, favorecerá un cambio.
En resumen, los refuerzos son una forma de asociar un estímulo con una consecuencia. En el caso del trabajo con niños, establecer reglas claras con anterioridad facilita el proceso. Finalmente, los refuerzos se complementan con los castigos.
El papel de los castigos
La palabra ‘castigo’ tiene de por sí una connotación negativa. Es importante aclarar que, en este contexto, nada tiene que ver con infundir miedo o humillación. El castigo en el deporte es la consecuencia de una mala actitud. Un claro ejemplo es la expulsión que recibe un deportista por lastimar a otro en el campo de juego.
Tipos de castigo
Los castigos también pueden ser positivos o negativos, dependiendo de su objetivo:
- Castigo positivo: el castigo positivo da algo a cambio de la erradicación de una conducta. Por ejemplo, si un niño no coopera con la equipación, le damos como castigo recogerla una semana entera. Este castigo impone una acción con el objetivo de aumentar la proactividad y responsabilidad.
- Castigo negativo: este tipo de castigo busca quitar algo cuando se presenta una conducta indeseable. Por ejemplo, en un equipo de cualquier deporte, aquel niño que tenga una actitud agresiva con un compañero tendrá menos minutos de juego.
¿Cómo aplicar los refuerzos positivos?
Los refuerzos positivos no se basan simplemente en el alago o aprobación de las actitudes. Si solamente se aplica de esa manera, llegará un momento en el que no será suficiente recompensa para los niños. De este modo, para que un refuerzo sea aplicado con éxito, requiere de un vínculo dinámico entre el entrenador y los dirigidos.
Tipos de refuerzo positivo
Como se mencionó anteriormente, existen varios tipos de refuerzos positivos. Este variará según la actitud que se quiera cultivar:
- Elogios: los elogios son el aspecto más básico y más aplicado en el deporte. Consiste en la felicitación, en la aprobación por parte del entrenador y su entorno. Suele aplicarse regularmente y de forma individual cuando un niño realiza de forma correcta una acción.
- Ejemplificar: si queremos lograr cambios más profundos y grupales, esto se puede hacer poniendo de ejemplo a un niño y resaltando sus acciones ante el grupo. Esto debe realizarse con cuidado, ya que puede afectar la autoestima del resto. Por ejemplo, si queremos resaltar el trabajo, podemos poner de ejemplo al niño que se esfuerza mucho a pesar de no ser el mejor.
- Premios: una de las formas más populares de refuerzo positivo, que debe ser administrada con prudencia. Este refuerzo tiene un fin tanto grupal como individual, ya que refuerza el trabajo individual y plantea los estándares para llegar a la recompensa. Por ejemplo, aquel niño que se esfuerce más y trabaje más para el equipo, obtendrá la capitanía.
El rol del entrenador
Quien esté al frente de un conjunto deportivo tiene que ser una figura de referencia para los niños. Para que un refuerzo sea eficiente, el entrenador tiene que ser consecuente con sus palabras y actos.
Si cada vez que se propone un refuerzo, luego no se aplica, el entrenador pierde credibilidad y los dirigidos ya no se esforzarán tanto para conseguir las recompensas.
La importancia del feedback tras los refuerzos positivos
Implementar refuerzos positivos requiere mucho más que solo dictar órdenes. La comunicación tiene que ser asertiva y de ida y vuelta. Por ende, reforzar no es únicamente elogiar o premiar, sino también describir los hechos, explicar consecuencias, ofrecer alternativas y motivar de manera constante para que se alcancen los objetivos planteados.
Muchos entrenadores se cuestionan las malas actitudes de sus dirigidos; no saben qué más hacer y el problema está cuando solamente se castiga. Reforzar requiere del análisis y la evaluación constante del equipo o individuo, ya que en ocasiones, de manera accidental también se pueden reforzar conductas negativas. Es, por lo tanto, un recurso que debe usarse con mucho criterio.
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