¿Es posible aprender a nadar de adultos?
Muchos adultos que no saben nadar, creen que el momento de aprender ya ha pasado pero…Veamos qué tan cierta es la creencia de que no se puede aprender a nadar de adultos.
Muchas veces oímos a personas resignadas pronunciar la frase ‘No sé nadar’. Y lo dicen bien conscientes de los grandes beneficios que la natación reporta en grandes y chicos. Se percibe en ellos cierto tono de resignación, como si ese barco —vaya paradoja— ya hubiese zarpado. Sin embargo, ¿esto es tan así? ¿Es imposible aprender a nadar de adultos?
Si bien es verdad que la mejor edad para hacerlo es durante la niñez, cuando aún las habilidades motrices están en desarrollo y el cerebro es más propenso a absorber nuevos conocimientos, nadie dice que no se pueda aprender más tarde.
Cómo aprender a nadar de adultos
En primer lugar, es necesario despojarse de la vergüenza que implica muchas veces no saber nadar. De hecho, hay mucha gente que no se inscribe en clases de natación para ahorrarse ese momento embarazoso.
Esto no debería de ser así. Primero, porque no es nada malo no saber nadar y hay muchos más que tampoco pueden hacerlo; segundo, porque cada uno es bueno en lo suyo. ¿Has pensado cómo les iría a esos burlistas si los pusieras a hacer eso en lo que te especializas? Ese debería ser tu pensamiento cuando te sientas incómodo.
Posteriormente, debes dar el paso y apuntarte en las clases. Una vez que lo hagas, o incluso antes, deberías considerar cuatro puntos que deberás cumplir sí o sí:
- Ser constante y cumplir con tu objetivo de aprender a nadar.
- Respetar los días y horarios de entrenamiento sin excusas.
- Poner entusiasmo y disfrutar del proceso de aprendizaje, con sus avances y retrocesos. Socializa y crea vínculos de cooperativismo con los demás alumnos y el profesor.
- Dejar de lado los miedos y la aversión al agua que se puedan sentir.
Tomando clases de natación
Primero tendrás que aprender otro tipo de movimientos intermedios, como flotar y controlar la respiración. Flotar es posible para los humanos dado que la densidad de su cuerpo es menor que la del agua. No obstante, no siempre es tarea fácil.
Para aprender, sigue los siguientes pasos:
- Párate en una parte poco profunda de la piscina.
- Toma aire y aguanta la respiración.
- Inclina tu cuerpo hacia adelante hasta sumergir la mitad de la cabeza en el agua.
- Con una patada, levanta tus piernas hasta quedar con el cuerpo extendido.
- Mantén la espalda estirada y empuja con el abdomen hacia abajo.
- Relájate y exhala lentamente.
Este último punto es fundamental para poder flotar. En lugar de hacer fuerza para sostenerte a flote —algo inútil— debes relajarte y el agua hará el trabajo por ti.
Nociones básicas de natación
Por lo general, en los primeros días tras el acondicionamiento inicial los instructores tratan de desarrollar las nociones básicas de la técnica en los principiantes. Esto es, sobre todo, coger una tabla y practicar patada y braceo.
Otra de las actividades que propondrá el profesor será la de familiarización con el medio. Mediante juegos, caminatas en la piscina —por su parte menos profunda— y otras propuestas, buscará que todos se sientan cómodos al ingresar al agua y sumergirse. Si consideras que ya has superado esta etapa, de todos modos debes respetarla para ayudar a los demás.
Para sentirte más seguro, puedes ubicarte en un costado de la piscina. Puede que en el medio te sientas algo descubierto y en riesgo; esto atentará contra tu autoconfianza y te impedirá concentrarte.
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¿Crol, espalda o pecho?
Una vez alcanzados estos objetivos y dominadas estas destrezas, podrás comenzar a practicar poco a poco la técnica más sencilla, que es la de crol. De seguro pensarás que en dos o tres semanas saldrás nadando al mejor estilo Michael Phelps o similar. Lamentablemente, esto no sucederá.
Probablemente, a medida que vayas adquiriendo los conocimientos básicos, te animes a ir por tu cuenta a practicar. Es recomendable, sin embargo, siempre tener a alguien cerca —y, por supuesto, también un guardavidas— para socorrerte en caso de una emergencia. Nadie está totalmente a salvo de sufrir calambres y necesitar auxilio.
Quizás esté de más decirlo, pero de ninguna manera te metas en aguas profundas donde no llegues a tocar el fondo. Asimismo, no vayas a la playa a nadar solo bajo ninguna circunstancia. Eres un novato: no subestimes los peligros de las aguas abiertas ni de las piscinas hondas.
Finalmente, como en muchas otras actividades de la vida, es importante trazar metas realistas. De lo contrario, solo lograremos decepcionarnos y frustrar nuestra valerosa intención de aprender a nadar de adultos. ¡Solo relájate y afronta este extraordinario desafío personal!