¿Se puede practicar deporte después de un trasplante?
La decisión de practicar deporte después de un trasplante no es fácil. Aunque entendemos y asumimos que el ejercicio es bueno siempre, aún quedan reticencias cuando se trata de alguien que ha atravesado el trasplante de un órgano.
Tanto el paciente como sus familiares pueden oponerse a la idea de una práctica deportiva, suponiendo que generará un riesgo innecesario. También se teme por los golpes y traumatismos que pudiesen derivarse.
Lo cierto es que los trasplantados no son necesariamente personas con limitaciones deportivas muy diferentes a las de la mayoría de la población. Si bien depende del órgano en cuestión, del estado de salud del individuo y del deporte que se elija, varios factores son iguales a los que influyen en una persona sin trasplante.
Por supuesto que se recomienda evitar deportes de contacto —rugby o fútbol—, ser asesorado por un médico y, sobre todo, elegir una disciplina que guste. No podemos obviar el componente emocional de la práctica deportiva, que es tan importante como el físico.
Al comenzar a practicar un deporte después de un trasplante, el cuerpo se siente en la necesidad de adaptarse a rutinas. Si se sigue una progresión guiada y supervisada, hasta es posible considerar participación en torneos y competencias.
Por otro lado, en términos médicos, el ejercicio es un gran factor protector frente a las enfermedades cardiovasculares, y entre los trasplantados, la vinculada al corazón es la principal causa de muerte. Se supone que uno de los problemas que origina esta mortalidad por enfermedades cardíacas es, justamente, el sedentarismo.
Beneficios de practicar deporte después de un trasplante
Algunos estudios afirman que practicar deporte después de un trasplante es más beneficioso para los que eran sedentarios, que para aquellos que ya traían vida activa. Este hecho deja en evidencia que los beneficios existen.
Como ya sabemos, el deporte es protector cardiovascular porque disminuye la glucemia y el colesterol sanguíneo. En los trasplantados que consumen inmunosupresores, el ejercicio disminuiría los efectos adversos de estos fármacos que, en cierta medida, consisten en elevar el azúcar y los lípidos.
También los trasplantados son medicados con corticoides en dosis relativamente altas y con uso crónico. Entre los efectos adversos de los corticoides está la osteoporosis, o sea, la disminución de la densidad del hueso. El deporte, al contrario, fortalece el sistema osteo-mio-articular.
Asimismo, no podemos despreciar el beneficio social de practicar deporte después de un trasplante. Al pertenecer a un grupo, encontrarse con otros, salir del interior de la casa, se promueve el contacto humano, que también es rehabilitador, y más aún si el encuentro se da con otros trasplantados deportistas.
Cuándo comenzar el ejercicio en el paciente trasplantado
Inmediatamente después de una cirugía de trasplante, es imposible iniciar el ejercicio físico. Hay adaptaciones y cambios necesarios que requieren un tiempo prudencial de espera.
No todos los trasplantes son iguales, ni la respuesta de todos los organismos es idéntica al proceso de adaptación. En general, se habla de seis meses de recuperación, aunque esto puede variar. Siempre será un médico quien decida adelantar o retrasar esa espera.
Una vez de alta para el deporte, los primeros intentos deben ser leves, sin sobresfuerzos. Con el paso de los meses, se podrán incrementar los ejercicios y la frecuencia.
Tipos de entrenamiento para el trasplantado
Los deportistas saben que no todos los deportes son iguales, y que no todos los entrenamientos apuntan a lo mismo. Hay ejercicios para mejorar la fuerza y ejercicios para aumentar la resistencia; hay ejercicios aeróbicos y otros anaeróbicos.
Para los individuos trasplantados que están obligados a un reposo en cama largo posterior a la cirugía, sería importante el entrenamiento de fuerza. Así podrían recuperar masa muscular y fortalecer el tejido óseo.
Dado que se registra un aumento de peso considerable y constante entre los trasplantados, practicar deporte después de un trasplante permitiría reducir los kilogramos ganados y mantener un peso acorde a la altura. Esto se puede lograr con entrenamiento de fuerza y con ejercicios aeróbicos.
Por otra parte, el entrenamiento aeróbico es capaz de hipertrofiar las fibras musculares. Cuando el músculo aumenta su diámetro, mejora la transmisión nerviosa en su interior, y eso ayudaría a la sensibilidad. Hemos de recordar que a los trasplantados se les prescriben corticoides, capaces de dañar las terminales nerviosas.
Finalmente, tenemos el entrenamiento de resistencia; esta modalidad empuja la oxigenación y disminuye las sustancias inflamatorias del cuerpo. Con menor inflamación, hay menos dolores en el trasplantado, y con más oxígeno, hay menor riesgo cardiovascular.
Deporte después de un trasplante: conclusión
Practicar deporte después de un trasplante es recomendable. Cada equipo médico tratante aconsejará al paciente qué ejercicio es mejor y cuándo comenzarlo.
La posibilidad de realizar deporte es fundamental, y deberían participar amigos y familiares en la decisión. Además del seguimiento y de los fármacos, el deporte es un factor protector para prolongar la sobrevida de estos pacientes.
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