¿Cómo se relaciona el consumo de comida rápida con la depresión?
La comida rápida y la depresión están más relacionados entre sí de lo que mucha gente cree. De hecho, la alimentación guarda una estrecha relación con los estados de ánimo. Es por ello que hay que apostar siempre por un estilo de vida saludable, donde se preste atención a los productos de consumo habitual.
Antes de introducirnos de lleno en el tema, hay que destacar que uno de los pilares de la dieta saludable es la variedad. En este sentido, es importante incrementar el espectro de alimentos consumidos, especialmente cuando nos referimos a los que forman parte del reino vegetal.
La comida rápida promociona la inflamación
Una de las características de la comida rápida es la presencia de aditivos y de ácidos grasos de tipo trans en su interior. Ambos elementos con capaces, en muchos casos, de enfatizar los procesos inflamatorios. De acuerdo con una investigación publicada en la revista Progress in Lipid Research, estos lípidos pueden aumentar la incidencia de la aterosclerosis y de otras patologías complejas.
Cabe destacar que muchos de los procesos depresivos cuentan con la inflamación como mecanismo subyacente. A partir de esta se promociona también el estrés, lo que genera un caldo de cultivo óptimo para el desarrollo de patologías psicológicas.
En este sentido, es importante incrementar la ingesta de todos aquellos nutrientes que son capaces de realizar el efecto contrario, como son los lípidos insaturados o los antioxidantes. Se encuentran fundamentalmente en los pescados y en los vegetales.
La depresión está relacionada con la microbiota
Además, de generar inflamación, la comida rápida es capaz de generar un impacto nocivo sobre la microbiota. A día de hoy está demostrada la estrecha relación que guardan el intestino y el cerebro, evidenciada en un estudio publicado en Physiological Reviews .
En este sentido, generar un daño a la microbiota puede aumentar el número de compuestos tóxicos que llegan a la masa encefálica, condicionando sus funciones. A partir de aquí se incrementa el riesgo de padecer depresión o ansiedad, así como otras patologías que tengan que ver con la alteración de los estado de ánimo.
La comida rápida impacta de tal modo debido a su contenido en aditivos, en grasas trans y en azúcares simples. Estas sustancias pueden reducir la biodiversidad de las bacterias que habitan en el tubo, dificultando también los procesos digestivos.
La comida rápida reduce el rendimiento deportivo
Además de lo comentado hay que tener en cuenta que la comida rápida es capaz de afectar negativamente al rendimiento deportivo, incrementando el riesgo de lesión. Está demostrado que la práctica de actividad física es una de las mejores formas de evita la depresión, junto con un correcto descanso.
No obstante, para rendir adecuadamente durante el ejercicio es necesario alimentarse de la forma correcta. Hay que introducir nutrientes de calidad que sean capaces de funcionar como sustrato energético. Además es óptimo incluir en la pauta una buena ración de antioxidantes, para evitar la acumulación de radicales libres en los tejidos.
Sin embargo, la comida rápida con cuenta con estas características, por lo que se considera nociva para la salud y para el rendimiento. Puede llegar incluso a incrementar la sensación de cansancio. Hemos de destacar también que es totalmente carente en vitamina D, un nutriente que se ha vinculado con el mantenimiento de la fuerza muscular y con la reducción del riesgo de rotura fibrilar.
La comida rápida está muy relacionada con la depresión
Como has visto, es estrecha la relación entre la comida rápida y la depresión. Esto no quiere decir que por comer un día un ultraprocesado se vaya a desarrollar una alteración psicológica, pero sí que es necesario evitar su presencia habitual en la dieta, en la medida de lo posible.
Todos los expertos coinciden en que resulta fundamental priorizar la ingesta de alimentos frescos frente a la de ultraprocesados de origen industrial. Así se garantiza un buen aporte de nutrientes y de sustancias con capacidad antioxidante, que se asocian con un mejor estado de salud.
No hay que olvidar tampoco que, a la hora de prevenir la depresión, es fundamental cuidar todos los hábitos. Hay que garantizar un mínimo de horas del sueño al día, así como procurar establecer relaciones personales sanas. Son muchos los factores que influyen en este tipo de desórdenes.
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