El desayuno, ¿antes o después de entrenar?
Quienes van al gimnasio en el turno de la mañana aún se hacen la misma pregunta: “¿desayuno antes o después de entrenar?” Nos referimos a uno de los debates más longevos del mundo deportivo y del fitness. Aún en la actualidad existen posiciones encontradas al respecto.
Y es que no es sencillo fijar una posición. Por una parte, tenemos el hecho de que el desayuno es la comida que define nuestra carga energética diaria. Por la otra, existen disciplinas en donde aún se prefiere practicar primero y comer después. Sin contar el hecho de que así evitamos esperar la digestión.
¿Por qué hay quienes prefieren no comer y ejercitarse?
Hasta hace poco esta era la tendencia. No comer antes de la actividad física evita problemas digestivos, lo cual ya es bastante decir. Además, la postura de los entrenadores de antaño es que no es necesario comer porque igual tendremos que reponer energía luego del entrenamiento.
Existen incluso algunas posturas científicas que soportan esta tendencia, mientras que para los que quieren adelgazar, ayunar sería lo mejor. Claro que el asunto es más complejo de lo que parece: no todas las personas pueden terminar un entrenamiento sin haber ingerido algún alimento antes.
Cabría realizarse algunas preguntas: ¿cuál es la disciplina que estamos haciendo?, ¿aguantaría nuestro cuerpo el ejercicio sin hacer la primera comida?, ¿en qué nos beneficia ayunar y entrenar?, ¿queremos ganar o perder peso?
Ayuna y entreno: el costado malo
Lo primero es que todo pasaría a depender de la última comida que hicimos, es decir la cena. Y en la actualidad, los nutricionistas prefieren que las personas coman ligero durante la noche. De esta manera, es posible mantener control sobre nuestro peso, tonicidad muscular y procesos digestivos más benevolentes.
Si asumimos esta premisa, será muy duro ejercitarnos sin probar un solo bocado en la mañana. ¿Queremos ganar peso o masa muscular? No tomar el desayuno logrará que nuestros músculos se degraden y eso nunca es bueno.
Algunos organismos ni siquiera aguantarán una sesión entera. Este tipo de personas corren el riesgo de perder el avance y la continuidad deseable cuando se hacen ejercicios con regularidad.
Los deportistas profesionales… ¿Hacen un desayuno antes de la práctica?
En las dietas cotidianas de los deportistas de alto rendimiento, el desayuno tiene un lugar previo al entrenamiento. Los futbolistas tienden a ingerir tostada, café, leche y frutas, mientras que los nadadores al menos deben hacer una ingesta líquida inicial.
Claro que en las dietas profesionales hay una premisa fundamental: la primera comida debe ser ligera y equilibrada. En pocas palabras, la misma sirve para tener energía y luego es que se realizaría una ingesta completa de recuperación.
No debemos olvidar que los deportistas optan por un modelo de alimentación con al menos 6 comidas diarias. Bajo esta visión, desayunar ligero es positivo para luego ejercer la actividad física. Pero sí ellos comen previamente… ¿Por qué nosotros dejaríamos de hacerlo?
El objetivo del entrenamiento
Cuando hacemos ejercicios nuestro único objetivo no es perder peso. Lo que mayormente buscamos es el desarrollo muscular, trabajar la resistencia o incluso, mejorar el rendimiento o las marcas. Por ello, todo lo que nos permita tener calidad es mejor.
Y la calidad física solo se obtiene gracias a una buena alimentación. Recordemos la máxima del fitness: somos 70% lo que comemos y 30% como ejercitamos. Entonces, hacer una pequeña comida media hora antes de entrenar podría facilitar el cumplimiento de nuestros objetivos.
Claro que la ración debe ser pequeña, equilibrada y de alimentos fáciles de digerir. Jugos de fruta, algún carbohidrato simple y quizás un poco de café son las mejores opciones. Pasas y otros frutos secos podrán ser beneficiosos a nivel energético.
En este sentido, siempre es bueno consultar a nuestro nutricionista o entrenador. A fin de cuentas, no todos los entrenamientos y cuerpos son iguales. Quizás en algún punto del proceso nos pedirán ayunar, aunque eso es algo que ya se estila poco. En definitiva, desayunar y entrenar no tienen por qué ser polos opuesto.