¿Cuál es la importancia de añadir fibra en las dietas?
Añadir fibra en las dietas es fundamental para garantizar un buen estado de salud. Esta sustancia interviene en el funcionamiento del organismo humano, impactando sobre todo sobre el tránsito intestinal. De todos modos, en los últimos años se han descubierto implicaciones que hasta ahora no se sospechaban, lo que incrementa su importancia.
Te vamos a comentar cuáles son las funciones de la fibra en el cuerpo humano y por qué hay que introducirla de forma regular en la dieta. Ten en cuenta que se pueden encontrar dos tipos distintos: la soluble y la insoluble. Es importante combinarlas ambas para obtener buenos resultados.
La fibra, una sustancia que previene el estreñimiento
La fibra es una sustancia no digerible, aunque en ocasiones fermentable. Esto provoca que pase prácticamente inalterada a lo largo del tubo digestivo, pero incrementando el volumen de la masa fecal. Así se consigue una mayor estimulación de los mecanorreceptores del intestino, que genera una motilidad más eficiente. El resultado final es un menor riesgo de padecer estreñimiento, tal y como afirma un estudio publicado en la revista Alimentary Pharmacology & Therapeutics.
Para conseguir este resultado favorable se recomienda la ingesta regular de fibra insoluble, que es aquella que se encuentra sobre todo en los granos integrales como el arroz. También existen evidencias conforme dicha sustancia conseguiría reducir la incidencia del cáncer de colon. Esto se debe a que el incremento del volumen del bolo fecal permite limpiar las paredes del intestino de sustancias tóxicas que se quedan adheridas.
Es importante añadir fibra en las dietas para cuidar la microbiota
Te hemos hablado de los beneficios de la fibra insoluble. Sin embargo, la soluble cuenta también con propiedades positivas para la salud. Esta se puede encontrar fundamentalmente en los vegetales y en algunos cereales como la avena. La manzana y la pera son fuentes significativas de la misma.
Se trata de una sustancia capaz de retener agua en su interior y de experimentar una fermentación a nivel intestinal. Gracias a ella se sintetizan compuestos de carácter antiinflamatorio como los ácidos grasos de cadena corta, derivados de la interacción entre la fibra y las bacterias de la microbiota. Hay que tener en cuenta que la propia fibra sirve como sustrato energético a los microorganismos, según una investigación publicada en la revista Gut Microbes . Gracias a ello se mejora la composición de la flora intestinal.
Hay que tener en cuenta que la microbiota intestinal cuenta con muchas implicaciones a nivel de salud. Es capaz de intervenir en el metabolismo de los nutrientes y en el buen funcionamiento del sistema inmune. De hecho, mantener este órgano (así se considera en la actualidad) en un estado saludable se relaciona con un menor riesgo de desarrollar patologías intestinales de carácter inflamatorio.
¿Cuánta fibra añadir en las dietas?
Muchos manuales de nutrición aseguran que al menos hay que ingerir 25 gramos de fibra de forma diaria. No obstante, no hacen una diferenciación clara entre fibra soluble e insoluble.
Por su parte, las últimas investigaciones apuntan que dosis más elevadas podrían ser beneficiosas de cara a mejorar la composición de la microbiota y asegurar su funcionalidad.
Lo que está claro es que aumentar la presencia de vegetales en la dieta constituye un punto a favor, entre otras cosas, por el consumo de fibra que conlleva. En este sentido es importante garantizar la variedad y enfatizar la ingesta de algunas frutas en concreto como la manzana o la pera.
La fibra es un componente fundamental en las dietas
Mantener un aporte de fibra elevado puede condicionar de forma determinante la salud del individuo. Por ello se recomienda consumir granos integrales, frutas y verduras de forma regular. Incluso se ha llegado a especular con la necesidad de incluir algún suplemento de fibra o de prebióticos, con el objetivo de ejercer una modulación positiva de la microbiota.
Hay que tener en cuenta que, de forma paralela a la fibra, resulta positivo garantizar el consumo de alimentos que han sufrido un proceso de fermentación. Entre ellos destacan los lácteos, ya que contienen bacterias probióticas en su interior capaces de modular el perfil de la flora intestinal, mejorando sus funciones. Otros productos como el chucrut o col fermentada también cuentan con dichas propiedades, por lo que combinan muy bien con la propia fibra.
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