3 mitos sobre productos light que debes conocer
Los productos light están rodeados de una serie de mitos que vale la pena conocer para luego no equivocarse a la hora de confeccionar la dieta. Y es que estos productos pueden incluirse en la pauta, pero no siempre son la mejor opción. De hecho, lo más eficiente a la hora de promocionar la pérdida de peso suele ser darle mayor importancia a los alimentos frescos.
Antes de comenzar hemos de comentar que hay que tener cierto cuidado a la hora de interpretar los frontales de los etiquetados. Muchos de ellos cuentan con gran cantidad de marketing que pueden dar lugar a errores de interpretación si no se tienen las cosas claras. Lo mejor es no dejarse engañar y acudir siempre a la lista de ingredientes y a la tabla de valor nutricional.
Mitos sobre los productos light
A continuación te vamos a mostrar los principales mitos asociados a los productos light que debes conocer. Recuerda que uno de los aspectos más importantes a la hora de confeccionar un menú es asegurar que este no genera carencias a nivel nutricional, por lo que será clave que resulte lo más variado posible.
1. Son ideales para adelgazar
Que un producto sea light indica que tiene menos calorías que su homólogo, pero no por ello es idóneo para incluir en una dieta con fin de pérdida de peso. De hecho, en ocasiones lo que se hace para reducir energía es retirar grasa, pero se añade azúcar para conservar así la palatabilidad del producto. Esto podría generar problemas a medio plazo, como la resistencia a la insulina. Un estudio publicado en la revista Critical Reviews in Clinical Laboratory Sciences lo confirma.
Lo ideal a la hora de materializar una pérdida de peso es conseguir optimizar la función metabólica. Para ello hay que combinar trabajo de fuerza muscular con un planteamiento dietético adecuado. Reducir la presencia de los azúcares en la pauta suele ser determinante para ello. Así que en este sentido, cuidado con los productos light. Es bueno siempre confirmar la ausencia de grandes cantidades de carbohidratos simples entre los ingredientes.
2. Se pueden comer en cualquier cantidad
Como hemos comentado, los productos light no siempre tienen ingredientes de calidad. No solo pueden contener azúcares en su interior, sino también aditivos alimentarios. Algunos de estos químicos han demostrado influir de manera negativa sobre la diversidad de la microbiota intestinal, lo que a medio plazo provoca problemas como disbiosis o alteraciones en el proceso digestivo. Es algo que siempre se debe evitar.
Para conseguir que las bacterias que habitan en el intestino desarrollen su función de forma eficiente no hay nada mejor que asegurar el consumo de lácteos fermentados y de fibra en la pauta. Así se aportarán los probióticos necesarios para ejecutar una colonización selectiva del tubo, mejorando las funciones de digestión y de absorción de los nutrientes. La salud a medio plazo se verá beneficiada.
3. Son mejor opción que sus homólogos
Lo cierto es que los productos light no son siempre la mejor opción, ni para bajar de peso ni a nivel de salud. Por ejemplo, en el caso de los lácteos es mucho más positivo consumir los de tipo entero que los light o desnatados. Esta última alternativa reduce mucho las calorías, pero también se pierden un buen puñado de vitaminas liposolubles y de ácidos grasos de alta calidad. Al fin y al cabo no solo se trata de generar un déficit energético, sino que hay que cubrir los requerimientos de nutrientes esenciales.
Cuidado con los mitos asociados a los productos light
Como has visto, los productos light están rodeados de mitos y no siempre son la mejor alternativa de consumo. Además, en muchas ocasiones sus características organolépticas no son muy buenas, por lo que realmente no valen la pena. Es mejor consumir alimentos frescos normales e introducirlos en el contexto de una dieta equilibrada y variada que tratar de cortar calorías por medio de sustituciones con escasa calidad nutricional.
Para terminar, piensa que la mejor alternativa para perder peso es combinar una pauta adecuada con la práctica regular de ejercicio físico de forma diaria. Lo mejor es enfatizar el trabajo de fuerza muscular, ya que así se genera una mayor sensibilidad a la insulina y se movilizarán las grasas con mayor facilidad.
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