3 recetas de deliciosos jugos caseros en frío
Preparar jugos caseros en frío será realmente sencillo con las recetas que te vamos a mostrar. Cuentan con una concentración elevada en micronutrientes y en antioxidantes, por lo que podrían resultar positivos para la salud si se consumen con moderación. Eso sí, no se debe perder de vista que también aportan azúcares simples.
Antes de comenzar hay que destacar que la mejor manera de consumir la fruta es al natural. No obstante, los jugos fríos pueden resultar una opción muy refrescante para las épocas de mucho calor, por lo que tampoco se deben despreciar. Consiguen mejorar el estado de hidratación y son muy sabrosos.
Recetas de jugos en frío
Vamos allá con las mejores recetas de jugos en frío que puedes preparar de manera casera. Serán necesarios pocos ingredientes y poco tiempo para lograr un resultado espectacular. De todos modos, no olvides que no se debe abusar de ellos para no poner en riesgo la salud metabólica a medio plazo.
Zumo de tomate
Comencemos con un exquisito jugo de tomate. Este vegetal cuenta en su interior con una gran cantidad de antioxidantes beneficiosos para la salud. Un ejemplo de ellos sería el licopeno. Este fitoquímico puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar patologías de tipo cardiovascular con el paso de los años. Así lo evidencia una investigación publicada en International Journal of Molecular Sciences.
Los ingredientes que necesitarás son:
- 500 gramos de tomates maduros.
- 1 vaso de agua muy fría.
- El zumo de medio limón.
- Unas hojas de albahaca fresca.
- Pimienta al gusto.
- Una cucharadita de sal.
Para empezar hay que lavar muy bien los tomates, quitándoles el tallo y cortándolos en trozos que quepan en el vaso de la batidora. Acto seguido se incorporan el resto de los ingredientes en el recipiente y se tritura todo durante un par de minutos a máxima velocidad. El resultado debería presentar una textura homogénea y estar muy frío.
Infusión de té frío con naranja
El té es una de las infusiones más beneficiosas que existen. Está recomendada su presencia en la dieta de forma regular. Ha demostrado fomentar la pérdida de peso y contribuir en la prevención de muchas patologías crónicas. Esto se debe, entre otras cosas, a la gran cantidad de fitoquímicos antioxidantes que contiene en su interior.
En este caso necesitarás los siguientes ingredientes:
- Media cucharada de té en hojas.
- 2 cucharadas de azúcar.
- El zumo de una naranja.
- Un trozo de raíz de jengibre.
- Cubos de hielo.
La elaboración es muy sencilla. El primer paso consiste en pelar la raíz de jengibre para colocarla en una olla con el té, el azúcar y medio litro de agua hirviendo. Todo esto se deja infusionar durante 5 minutos, para después colar y esperar a que enfríe. Cuando la temperatura haya bajado se incorpora el zumo recién exprimido de una naranja y se sirve en vasos con cubitos de hielo.
Batido de fresa
Este es uno de los jugos fríos caseros más clásico y sabrosos que se pueden preparar. Pero te vamos a enseñar a sacarle el máximo partido a una bebida que destaca por su contenido en vitamina C y en otros compuestos antioxidantes de alta calidad. Quédate con los ingredientes:
- 500 gramos de fresas.
- 300 mililitros de leche entera.
- 3 cucharadas de azúcar.
En primer lugar hay que lavar bien las fresas, retirando la parte verde. Estas se colocan todas en el vaso de una batidora. Aquí se incorporará la leche. Justo después se añade también el azúcar, aunque este ingrediente es opcional. Para continuar se tritura todo hasta lograr un resultado semilíquido y homogéneo. Se sirve en vasos con cubitos de hielo para que esté bien frío y ya se podrá consumir.
Prepara estas recetas de jugos caseros en frío
Como has visto, es muy sencillo poner en marcha las recetas de jugos caseros en frío para disfrutar al máximo durante los periodos de calor. Recuerda que resultan nutritivas a nivel de micronutrientes, aunque también concentran hidratos de carbono de tipo simple en su interior.
Para terminar, no olvides que si el objetivo es mejorar el estado de salud habrá que combinar una buena alimentación con otros hábitos. De entre ellos destaca la práctica regular de ejercicio físico, sobre todo priorizando el trabajo de fuerza. De este modo, se mantendrá la inflamación bajo control.
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