¿De qué trata el método Kabat?
El método Kabat es una de las técnicas de elección en fisioterapia para tratar los problemas de origen neurológico. Estas patologías son más complejas de rehabilitar que otras con origen muscular, pero también hay mucho que se puede hacer al respecto.
A continuación, vamos a ver de qué trata, cómo realizarla y en qué situaciones se debe aplicar esta técnica.
Conceptos básicos del método Kabat
El método Kabat, también conocido como FNP o facilitación neuromuscular propioceptiva, es un conjunto de técnicas destinadas a mejorar patologías de origen neurológico. Es decir, se usa cuando existe un problema con los nervios que hace que la señal que emite el cerebro no llegue correctamente a los músculos.
Por lo tanto, lo que buscamos es reentrenar estas vías que han quedado dañadas. Buscamos realizar movimientos que le recuerden a los nervios la forma correcta de funcionar y lo que el paciente quiere hacer. Con el tiempo iremos viendo mejoras, siempre y cuando el nervio no haya quedado irremediablemente dañado.
Los ejercicios del método Kabat
Concretamente, como detalla una investigación publicada por la revista Journal of Human Kinetics, con el método Kabat iremos realizando ejercicios que combinan el estiramiento muscular, fuerza, coordinación y propiocepción. Lo haremos realizando movimientos relativamente complejos.
Este método trabaja con los movimientos diagonales. Por ejemplo, un trabajo consiste en llevar el brazo derecho desde un punto de partida con la mano en puño y la muñeca flexionada a la altura de la cadera izquierda. El brazo estará estirado y en rotación interna.
Desde este punto, iremos deshaciendo la postura hasta acabar en la contraria. Es decir, con el brazo extendido diagonalmente por encima de la cabeza y hacia afuera, con rotación externa y la muñeca y los dedos extendidos. Después de hacer este patrón varias veces, lo repetiríamos con el otro brazo.
Al realizar estos movimientos, estamos obligando al cuerpo a trabajar muchos músculos y de varias maneras, aunque a simple vista no parezca mucho. Desde el hombro hasta el brazo, el antebrazo, la muñeca y los dedos, todos deben trabajar al unísono para realizar el movimiento correctamente. Practicarlo hasta que lo consigamos hará que los nervios se vayan recuperando.
Una vez que el movimiento está claro, lo que buscará el terapeuta será ofrecer resistencia al movimiento. Es decir, obligar a que el paciente lo haga, pero trabajando la fuerza. Con tal fin, el terapeuta irá cambiando la colocación de las manos para resistir tanto la apertura de los dedos como el movimiento del brazo y todos los demás movimientos.
De este modo, no solo ganamos en movilidad y mejoramos la coordinación motora, sino que también entrenamos la fuerza muscular. Esto es importante porque la fuerza también suele mermar cuando hay un problema neurológico de base.
Lento y con contracción isométrica al final
El siguiente nivel de dificultad de estos ejercicios es realizarlos de forma lenta pero constante, además de realizar una contracción isométrica —hacer fuerza pero sin mover el brazo— durante unos segundos al final.
Juntándolo todo, empezamos con el brazo en aducción —es decir, pegado al tronco— con todos los demás componentes. El terapeuta coloca sus manos sobre la mano y hombro del paciente y empieza a hacer el movimiento contra su resistencia.
Al llegar a la extensión máxima, realizaremos una contracción en el sitio resistida también por el terapeuta. A continuación, tendremos que realizar el movimiento inverso, a la misma velocidad y con la misma fuerza. Llegaremos a la posición de partida y volveremos a contraer en el sitio. Estos ejercicios también se pueden realizar de manera similar con los miembros inferiores.
Estímulos en el método Kabat
Además de proporcionarle al cuerpo estímulos internos, también ayudamos con estímulos externos. El terapeuta irá guiando con comandos auditivos al paciente, lo que refuerza la capacidad de reacción.
Por otra parte, al ofrecerle resistencia, el paciente entenderá mejor hacia dónde tiene que hacer la fuerza. Este contacto físico también ayuda a trabajar los receptores de la piel y contribuye a mejorar todo el circuito que integra al sistema neuromuscular.
Una terapia muy importante
Los casos en los que está indicada esta terapia incluyen:
- Trastornos del sistema nervioso central debidos a accidentes cerebrovasculares, parálisis, esclerosis múltiple y otras enfermedades degenerativas.
- Neuropatías periféricas.
- En traumatología, para ayudar a que el paciente se recupere tras una amputación o en casos de debilidad muscular.
- Terapia con personas mayores, como explica un estudio publicado por la revista Journal of Electromyography and Kinesiology.
Al ser casos en los que mejorar influye directa y notablemente en la calidad de vida del paciente, hablamos de una terapia de gran importancia. Por tal razón, se debe realizar correctamente e ir pasando por todos los pasos descritos. Si se hace así, las mejoras a nivel motor deben ser sensibles.
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