¿Qué es la sadorexia y cómo afecta la salud?
La sadorexia es un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) que mezcla la anorexia con el sadomasoquismo, es decir, el gusto por el dolor y por el maltrato físico. Dicha combinación es altamente peligrosa, ya que es muy probable que las personas que padecen la patología se autoflagelen o lleven a cabo conductas purgativas extremas.
Es preciso tener en cuenta que los TCA son enfermedades con un componente mental que requieren un tratamiento multidisciplinar. Son más frecuentes en adolescentes y pueden aparecer de manera repentina tras un evento traumático. Una vez desarrolladas, suelen dejar secuelas de por vida.
La sadorexia, una mala relación con la comida
Las personas que sufren sadorexia suelen tener una mala relación con los alimentos. Sus comportamientos dietéticos son restrictivos, de modo que enseguida alcanzan un bajo peso que pone en riesgo la salud, tal y como afirma un estudio publicado en Endocrine, Metabolic & Immune Disorders Drug Targets.
Esta clase de patologías cursan con la eliminación de ciertos grupos de alimentos de la dieta, así como una reducción de los volúmenes de alimento consumido. Todo ello tiene como principal objetivo impedir la ganancia de peso o reducir la cantidad de tejido adiposo del organismo.
No cabe duda que la obesidad afecta negativamente a la salud, pero una delgadez extrema también puede poner en riesgo el cuerpo humano, ya que conlleva un déficit de nutrientes.
En concreto, en las personas desnutridas destacan los bajos niveles de vitamina D, lo que ha demostrado relacionarse con un incremento del riesgo de desarrollar patologías, de acuerdo con un estudio publicado en Annual Review of Medicine.
Los peligros de la sadorexia
El hecho de que la restricción dietética se combine con el gusto por el dolor convierte a la sadorexia en un trastorno realmente peligroso. Las personas que sufren dicha condición no dudan en autoinducirse el vómito hasta causarse daño, lo que resulta perjudicial para la salud y para el epitelio esofágico.
De hecho, experimentar vómitos de forma frecuente incrementa el riesgo de cáncer del tubo digestivo. Todo ello sin olvidarnos de que el riesgo de desnutrición está siempre presente, lo que puede poner en peligro la vida del individuo.
Las personas que desarrollan sadorexia suelen tener baja autoestima, lo que condiciona su percepción del entorno y sus relaciones personales. Además, es posible que la presión a la que someten los medios de comunicación y las redes sociales agudicen el trastorno.
Por su parte, los cánones de belleza pueden generar un intento de modificar la imagen corporal que, cuando no se logra llevar a cabo, causa trastornos de la conducta alimentaria graves.
Síntomas de los TCA
El mejor tratamiento que existe para un TCA es el diagnóstico temprano. De este modo, se puede reconducir la situación y disminuir el riesgo de que queden secuelas de por vida. Los síntomas más frecuentes de esta clase de enfermedades son los siguientes:
- Obsesión por tener un peso más bajo.
- Imagen del cuerpo distorsionada.
- Amenorrea.
- Consumo bajo de alimentos.
- Alteración del deseo sexual.
- Mala salud física y sensación de cansancio.
- Sequedad en la piel y caída del cabello.
- Disminución significativa del peso corporal.
Además, las personas que desarrollan este tipo de trastornos suelen caracterizarse por estar dominadas por las emociones negativas, como la tristeza o la melancolía. Estos individuos experimentan dificultades para encontrar sensaciones placenteras y necesitan agradar constantemente a los demás para buscar la aceptación de un grupo.
La sadorexia, un trastorno nuevo pero peligroso
Hasta hace pocos años, no se había identificado la sadorexia como un trastorno de la conducta alimentaria independiente. Sin embargo, a día de hoy está tipificado y comienza a diagnosticarse con relativa frecuencia, sobre todo en las poblaciones de adolescentes.
La educación es vital para evitar desarrollar una patología de este tipo, pero también lo son los hábitos de vida. Una exposición excesiva a las redes sociales o a los medios de comunicación en edades tempranas puede ser un factor desencadenante de una mala relación con la comida, motivada por la búsqueda de un estado físico ideal.
Del mismo modo, cabe destacar que, ante un problema así, hay que actuar con rapidez. Además, es necesario contar con un equipo multidisciplinar que ataque la raíz del problema desde distintos puntos de vista. Cuanto más tarde se comience a intentar ponerle solución, más probable es que existan secuelas que perduren toda la vida.
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