La cultura del grito en el mundo del fútbol
Si hay algo que caracteriza al mundo del fútbol es la cultura del grito de los aficionados. Esto tiene que ver con que el fútbol es un deporte en el que se mezcla la afición con la pasión, identidad y el sentido de grupo.
La cultura del grito se refiere a todas esas emociones viscerales que rodean a un partido de fútbol. Este deporte se vive con mucha intensidad, es capaz de mover multitudes, hacer que desconocidos se abracen y unir a un país entero durante 90 minutos.
Sin embargo, esta manera de expresar emociones también tiene un lado negativo. En muchas ocasiones, se utilizan los gritos contra los jugadores como una forma de expresar la ira. Los entrenadores, padres y aficionados vuelcan su activación hacia el terreno de juego con gritos que pueden acabar afectando a los deportistas.
La cultura del grito en el fútbol
Gritar es una acción muy común durante un entrenamiento o partido de fútbol. Los entrenadores lo hacen para dar instrucciones o corregir, los jugadores entre ellos se gritan para comunicarse, incluso muchas veces apelan a los gritos de la grada como una forma de tener más apoyo y motivación.
Aún así, hay ocasiones en las que los gritos empañan la imagen de un partido. Por ejemplo, en situaciones como los insultos a un jugador por una característica particular o escenas protagonizadas por los padres que no saben controlar sus emociones en partidos de fútbol base.
Por encima de cualquier circunstancia, no se puede olvidar que los jugadores son personas con sentimientos. Para algunos, los gritos son una forma de despertarlos y activarlos, pero otros son más sensibles y los interpretan como conductas violentas. No todos los jugadores responden de la misma manera a la presión, y de igual manera, no todos interpretan los gritos como algo positivo.
De qué depende la reacción de los jugadores ante el grito
El hecho de que un jugador reaccione bien o mal ante los gritos depende de muchos factores, tanto personales como ambientales. Por eso, no se puede establecer una relación causa-efecto entre un factor y una reacción en concreta, sino que hay que tener en cuenta todo lo que rodea al jugador.
1. La personalidad
La primera variable que ayuda entender cómo un jugador experimenta la cultura del grito es su personalidad. Esta es la más básica y la más fácil de observar.
Hay deportistas que toleran muy bien los ambientes con mucha estimulación, mientras que otros se agobian en estas circunstancias. La dimensión de personalidad extraversión – introversión sería la responsable de estas reacciones.
Los jugadores que son más extrovertidos poseen un nivel de activación más bajo, por lo que necesitan estímulos ambientales potentes para activarse. Lo contrario pasa con los introvertidos, quienes tienen un nivel de activación cerebral alto y se saturan con estímulos potentes, como afirma un artículo publicado en la Revista Anales de Psicología .
2. La experiencia de aprendizaje
La historia de aprendizaje es una variable que condiciona enormemente las reacciones que tiene un deportista en diferentes situaciones de entrenamiento. Esta hace referencia a cómo ha aprendido las habilidades a lo largo de su vida. ¿Ha aprendido a base de refuerzos y buenas palabras? O por el contrario ¿lo ha hecho para evitar los gritos y el castigo?
Tener esto en cuenta es importante, ya que si el jugador ha aprendido a base de malas palabras, es más probable que esté acostumbrado a ellas y responda con menos intensidad al escucharlas, aunque esto no significa que le guste ser tratado así.
3. Quién le está gritando
Entre los factores ambientales que influyen en la cultura del grito está qué relevancia personal se le atribuye a la persona que está gritando. Generalmente, a medida que aumenta la importancia, mayores son los efectos negativos que tienen los gritos.
Por ejemplo, si los gritos provienen de la grada pero son de gente desconocida, es más probable que se ignoren. Por otro lado, si provienen de una persona significativa, como los padres, entrenadores o compañeros de equipo, seguramente causen emociones negativas.
Hasta qué punto ayuda la cultura del grito
Es innegable que los gritos son algo que ha estado siempre presente en el fútbol, y seguramente en el futuro formarán parte de este deporte. Pero aún con esto cabe preguntarse: ¿hasta que punto esta acción es beneficiosa para los jugadores?
Estos efectos pueden ser más perjudiciales en el caso de los pequeños que están aprendiendo a jugar al fútbol. No se puede olvidar que todos aquellos entrenadores que hoy gritan estuvieron en algún momento en la posición de aprender, y seguramente no les gustaba que les gritasen por no hacerlo bien. Por tanto, siempre que se trate con un principiante, habrá que tener más paciencia y empatía, y eso se verá reflejado en su progreso.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Selva, J. M. M. (1997). Psicología y psicobiología de las diferencias individuales desde la perspectiva de Eysenck. Anales de Psicología/Annals of Psychology, 13(2), 111-117.