¿Cómo dominar los mecanismos de defensa?
Todas las personas poseemos unos mecanismos de defensa para poder afrontar situaciones estresantes. Normalmente, no se tiene mucha conciencia acerca de estos mecanismos, pero lo cierto es que son fácilmente detectables en uno mismo y en los demás.
En resumidas cuentas, los mecanismos de defensa son estrategias mentales que se ponen en marcha de forma inconsciente para proteger la integridad y autoimagen de la persona. Es un término propuesto por Sigmund Freud y abarca procesos mentales como la disociación, negación o racionalización.
Los mecanismos de defensa ayudan a proteger a la persona del daño psicológico que suponen ciertas situaciones incontrolables. Sin embargo, pueden resultar disfuncionales si se abusa de ellos o son demasiado rígidos. Por ejemplo: negar la muerte de un ser querido impedirá pasar por el periodo de duelo necesario para sanar el dolor.
Por esa razón, a continuación trataremos cómo dominar los mecanismos de defensa de manera que no se conviertan en algo perjudicial para la persona.
Cómo dominar los mecanismos de defensa
Antes de profundizar en el tema en cuestión, se debe tener clara la diferencia entre habilidades de afrontamiento y mecanismos de defensa, ya que es muy habitual confundir ambos términos.
Las habilidades de afrontamiento son comportamientos que la persona pone en marcha para hacer frente a situaciones adversas. Por su parte, los mecanismos de defensa son procesos internos que se activan de forma automática para proteger a la persona.
1. Conoce los principales mecanismos de defensa
El primer paso para poder dominar los mecanismos de defensa es identificar los más comunes dándoles un nombre y una definición. Debido a que se ponen en marcha de forma automática, no siempre resulta fácil darse cuenta de su presencia.
Por esa razón, es mucho más fácil comprenderlos con ejemplos concretos. Se han descrito multitud de mecanismos, pero estos son los más comunes:
- Desplazamiento: redirigir el impulso, normalmente agresivo, hacia una persona u objeto que no es el causante del malestar. Un ejemplo es que un jugador dé un golpe a un objeto después de que el árbitro lo haya expulsado del terreno de juego.
- Proyección: atribuir las emociones, pensamientos o estados de ánimo a otras personas, objetos o situaciones. Creer que la causa del malestar es que hace mal tiempo e ignorar que la verdadera razón reside en uno mismo.
- Negación: no tener conciencia sobre los problemas y negar su existencia. Por ejemplo, ocurre al negar una lesión para seguir entrenando y no hacer rehabilitación.
- Racionalización: cambiar la perspectiva de la realidad mediante una justificación que resulte convincente. Poner excusas para evitar hacer una tarea aburrida pero necesaria es el ejemplo más claro de racionalización.
2. Aumentar el grado de conciencia e introspección
Poder dominar los mecanismos de defensa exige tener conciencia e introspección sobre las reacciones ante situaciones desagradables. «¿Cómo reacciono ante lo que me ocurre?», «¿lo evito o trato de afrontarlo?», «¿busco siempre cargar la responsabilidad fuera de mí o afronto las consecuencias?».
Dominar los mecanismos de defensa significa que uno sea capaz de controlar los procesos mentales y no al revés. Es en ese momento cuando se vuelven disfuncionales: cuando se permite que estén por encima de las habilidades de afrontamiento de la persona.
3. Aceptarlos, pero estableciendo límites
El último paso para dominar los mecanismos de defensa es otorgarles el valor que se merecen. Es cierto que son una ayuda momentánea para procesas eventos difíciles y que pueden proteger a la persona del daño emocional, pero, como se dijo anteriormente, no pueden sustituir a las estrategias de afrontamiento.
Este paso es fundamental para garantizar el bienestar a la vez que se supera un obstáculo o situación complicada. De la misma manera que en cualquier relación sana existen limites personales, en el caso de los mecanismos de defensa pasa algo similar: son útiles y positivos mientras la persona conserve su autonomía.
Benefíciate del poder de los mecanismos de defensa
Aunque es cierto que las personas reaccionamos de manera diferente a los acontecimientos negativos inesperados, hay una cierta tendencia a recurrir a estos mecanismos para proteger la autoestima y el bienestar psicológico.
De hecho, se ha investigado si personas con una mente y problemática parecida utilizan los mismos mecanismos de defensa. Según una investigación publicada por la revista Subjetividad y Procesos Cognitivos, las personas diagnosticadas con trastorno de estrés postraumático utilizaban en mayor medida los mecanismos de proyección, regresión y formación reactiva que la población general.
Con todo esto, te animamos a que sigas trabajando para controlar los mecanismos de defensa y que no te supongan un problema adicional. Sin lugar a dudas, el rendimiento en diversos ámbitos y también la calidad de vida se verán beneficiados por ello.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Galor, S., y Hentschel, U. (2013). El uso de los mecanismos de defensa como herramientas de afrontamiento por veteranos israelíes deprimidos y con TEPT. Subjetividad y procesos cognitivos, 17(1), 118-133.