¿Qué es la resaca social y cómo combatirla?
La resaca social es un término que se ha puesto de moda en los últimos años. Aunque pueda resultar nuevo para muchos, lo cierto es que con total seguridad la mayoría lo habrá experimentado.
Después de un fin de semana cargado de planes, quedadas con los amigos después de trabajar, chatear horas y horas, llega un momento que uno se satura de tanta socialización y necesita estar solo. Esto mismo es la resaca social. El exceso de actividad social tiene una reacción de rebote en la que la persona busca la soledad.
Esto no significa nada malo; no se trata de una patología, sino de una reacción normal del cuerpo para recuperar el equilibrio. La actividad social es muy estimulante para el cerebro, por lo que si la actividad se prolonga en el tiempo, llega un momento que esa sobreestimulación resulta desagradable.
Qué es la resaca social
Anteriormente se ha descrito por encima en qué consiste el fenómeno de la resaca social, pero hace falta profundizar un poco más. No solo basta con tener ejemplos, sino que hay que conocer sus síntomas principales para poder identificarla en uno mismo y así saber cuándo se necesita parar.
Las manifestaciones son parecidas a las de una resaca después de una fiesta o a la sensación de estar saciado de comida. Por suerte, los síntomas son reversibles y desaparecerán si se consigue desconectar de la vida social. Los síntomas principales incluyen:
- Dolor de cabeza.
- Irritabilidad con la presencia de otros.
- Sensación subjetiva de agobio y mareo.
- Mal humor, cansancio y dificultad para concentrarse.
Por otro lado, el hecho de que una persona experimente antes la resaca social va en función de cuánto de extrovertido sea, según explica un estudio publicado por la Revista Latinoamericana de Ciencia Psicológica. Los extrovertidos necesitan mucho más contacto social para llegar a esas sensaciones, mientras que los introvertidos ya lo sienten con menos contactos sociales.
Cómo combatir la resaca social
Ahora que ya es posible autodetectarse la resaca social, el siguiente paso en el proceso es saber cómo atajarla. La solución más sencilla es aislarse durante un tiempo, pero es poco viable, ya que somos una especie social.
Evitar mantener cualquier contacto a lo largo del día con otras personas es prácticamente imposible. Por ende, podemos recurrir a las siguientes técnicas.
1. Poner en práctica habilidades de comunicación
Las habilidades de comunicación son un pilar fundamental de cualquier persona. Estas no solo implican transmitir información, sino aspectos más delicados como hacer críticas, expresar los sentimientos o pedir disculpas.
Todo lo anterior se engloba bajo el término de la asertividad. Ser asertivo consiste en saber expresarse adecuadamente, ni demasiado tímido ni muy agresivo.
La asertividad es una conducta muy positiva e influye positivamente en el bienestar. Según un estudio que publicó la Revista Electrónica de Motivación y Emoción, las personas que siguieron un programa de entrenamiento en asertividad mostraron una reducción significativa en los niveles de ansiedad.
2. Ser consciente de los límites y respetarlos
La causa de muchas resacas sociales reside en que en ocasiones no se sabe decir que no y se acaba cediendo a los planes de los demás. A nadie le gusta quedar de aguafiestas, y cuando alguien propone un plan, espera que los demás respondan con reciprocidad. Pero a veces no apetece seguir ese plan y es más deseable quedarse en casa tranquilo.
Es muy importante establecer límites, pero igual de importante es respetarlos y mantenerlos. Si se ha puesto límite a la vida social durante un cierto periodo de tiempo, romperlo solo va a generar más incomodidad con los demás y con uno mismo.
3. Ni aislamiento ni fiesta continua, buscar el término medio
En muchas ocasiones, la resaca social no solo viene por quedar con otras personas, sino porque el plan que se hace es demasiado excitante. Aquellos planes que tienen la capacidad de activar más el cerebro, como fiestas o actividades extremas, también tienen más probabilidad de provocar resaca social.
Por ello, una solución para retrasar su aparición sería hacer planes más tranquilos. Salir a dar un paseo, hacer una ruta por el campo o ver el atardecer en la playa son ejemplos de alternativas que rebajan el nivel de activación sin renunciar a la vida social.
Afronta la resaca social sin perder relaciones
Cuando alguien rechaza un plan de sus amigos, puede sentirse culpable o con remordimientos. Esto refleja la constante obligación que tenemos para ser siempre seres sociales, pero esto no siempre es así.
Querer tomarse un tiempo para uno mismo no tiene nada de malo. Es más, es algo beneficioso que todo el mundo debería hacer de vez en cuando. La clave está que el rechazar un plan se haga con asertividad, exponiendo los motivos de por qué se prefiere estar solo y dejar claro que no es algo personal contra el otro. Con todo eso, no te sentirás agobiado cada vez que prefieras quedarte en casa.
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