El codo de las ligas menores o epifisitis medial
Lo que se llama ‘codo de las ligas menores’ es, en términos estrictamente médicos, una epifisitis medial. Esto hace referencia a que la estructura afectada en el trastorno es el cartílago de crecimiento ubicado en el codo.
El nombre menos convencional se debe a que es una lesión deportiva frecuente entre los niños y adolescentes que practican béisbol. Como los torneos infantiles de este deporte reciben el nombre de ligas menores, de allí la denominación.
De todos modos, no todos los pequeños deportistas que practican béisbol lo sufren. Se ha visto que es más común entre aquellos que lanzan con más potencia que el resto, y que lo hacen con una frecuencia excesiva, quizás por exigencia de los entrenadores o propia.
A veces, en los entrenamientos, los niños pueden ser exigidos de más. Es algo que podría aplicarse a cualquier deporte. Cuando en las ligas menores se pide a los jóvenes que lancen más veces, más rápido o con algún efecto particular, se aumenta el riesgo de dañar el cartílago en cuestión.
La edad máxima de presentación es entre los 10 y los 15 años. La prevalencia es mayor en varones, lógicamente, porque son más los beisbolistas niños que niñas. En cuanto a la técnica de lanzamiento, son más propensos a lastimarse los que no reciben el asesoramiento adecuado.
Por qué sucede el codo de las ligas menores
El codo de las ligas menores es un daño en el cartílago de crecimiento del codo por el movimiento que implican los lanzamientos del béisbol. El cartílago de crecimiento se llama también fisis, y por ello se entiende el trastorno como una epifisitis.
El cartílago de crecimiento del codo tiene una zona más grande y ancha, ubicada sobre el epicóndilo medial del húmero. Esta región se ve forzada en los lanzamientos del béisbol. El tirón depende, en gran medida, de los músculos del antebrazo.
Al lanzar, el niño pone en funcionamiento músculos que deben trabajar a una velocidad y con una potencia mayor a lo habitual. Estos músculos se encuentran insertados en zonas aledañas al epicóndilo del húmero, y le provocan tensión.
La repetición del movimiento provoca pequeños desgarros en el cartílago del codo que, con el tiempo, se inflaman. En casos extremos, el desgarro puede extenderse al hueso mismo y romper parte del epicóndilo de forma aguda.
Síntomas
Aunque no siempre sucede, la epifisitis medial puede dar aviso en el momento mismo del desgarro. El último movimiento de lanzamiento que lesiona puede hacer oír un ruido mínimo en la zona del codo. Pero no siempre es así, y suele pasar desapercibida en primera instancia.
Además, siempre existe la posibilidad de que el niño no haga referencia al dolor para continuar jugando. También es probable que tenga temor a ser reemplazado y por eso no mencione la molestia. Eso prolonga el tiempo de detección.
Más allá del chasquido de rotura, lo característico es la inflamación del codo y el dolor. Las molestias suelen localizarse en la parte interna del codo, justo en la zona que aumenta de tamaño por la acumulación del líquido. Si no se desinflama en poco tiempo, se empieza a limitar la movilidad.
La detección precisa del daño es a través de imágenes complementarias, como la radiografía, la tomografía axial computarizada o la resonancia magnética nuclear. Posiblemente, el método más preciso sea la resonancia, con la que se puede observar el cartílago en su extensión.
Tratamiento del codo de las ligas menores
Cuando está diagnosticado el codo de las ligas menores, hay que detener los entrenamientos y los partidos de béisbol. El niño debe descansar su miembro superior para darle tiempo a las estructuras a que se desinflamen.
Pero no solo el reposo devolverá a la articulación su funcionalidad; es importante que se planifique, a futuro, un plan de rehabilitación. Deberán participar, para esto, equipos de kinesiología y entrenadores que enseñen a lanzar sin sobresfuerzo.
Junto al reposo, se puede aplicar frío en el codo lastimado y, si el médico lo indica, emplear antinflamatorios. La medicación debe ser prescrita siempre por un profesional, para no cometer errores que terminen en efectos adversos.
Posteriormente, con el codo recuperado y la rehabilitación finalizada, el niño querrá volver a lanzar cuanto antes. Aquí debe ser prudente el entrenador y entender que hubo una patología que se puede repetir. El regreso a los lanzamientos no puede hacerse de otra forma que no sea gradual.
Si la gravedad de la rotura del cartílago de crecimiento es excesiva, se planifica una cirugía. Aquí hay que pensar en hasta seis meses de tiempo de recuperación y una fisioterapia de largo plazo.
Siempre será mejor prevenir la epifisitis
En definitiva, lo ideal es trabajar para evitar el codo de las ligas menores. Incluso existen recomendaciones de asociaciones deportivas para enseñar a los niños a lanzar de forma saludable, con el objetivo de proteger su cuerpo.
Es responsabilidad de los adultos estar al tanto del entrenamiento de los niños y prevenir las lesiones deportivas. Ante una duda sobre una posible lesión, lo ideal es consultar de inmediato con un profesional de la salud.
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