Diferencias entre la dieta cetogénica y dieta hiper-proteica

Elaborar una dieta conlleva más información y planificación de lo que podemos pensar en un principio, y unos de los términos que más solemos confundir son el de dieta cetogenética y dieta hiper-proteica , que como explicamos a continuación, no, no son lo mismo
Diferencias entre la dieta cetogénica y dieta hiper-proteica
Elisa Morales

Revisado y aprobado por la pedagoga en Educación Física Elisa Morales.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 24 marzo, 2022

Si pedimos a Sr. Google que nos haga una búsqueda de diferentes tipos de dietas para adelgazar hará captut con la infinidad de resultados encontrados. Pero a veces es la misma dieta con diferente nombre. Puede parecer que dieta cetogénica y dieta hiper-proteica son lo mismo, porque tienen una premisa en común, pero nada más lejos de la realidad.

¿Por qué tanta confusión?

Es fácil, en ambas, lo más importante es que hay que aumentar la cantidad de proteínas de la dieta. Por eso las dos se relacionan con el mundo deportivo, perdida de peso, musculación, definición… Pero el manejo de las dos situaciones es diferente y hay que tener en cuenta las características que las diferencian.

Dieta hiperproteica

Como su propio nombre indica, es una dieta que contiene un mayor porcentaje de proteínas que la dieta normal. A partir de que el 18% de la calorías totales vengan a partir de productos proteicos (carnes, pescados, huevos, derivados de la soja…). O lo que es lo mismo 1,2 gr de proteínas por kg de peso del paciente.

Sin embargo todo lo demás se mantiene normal. Se consumen frutas, verduras y grasas sin restricciones. Como es lógico, si aumentamos el consumo de proteína seguramente, será a costa de comer menos cantidad de otros alimentos, pero no hay una restricción literal por el concepto de dieta hiper-proteica.

Las proteínas son muy importantes para el rendimiento deportivo.

No dista mucho de una dieta habitual, a excepción del mayor contenido en proteínas y es fácilmente llevable si estamos concienciados de los objetivos que queremos alcanzar. Aunque primero hay que tener en cuenta las características y situación del paciente sería recomendable en pacientes con:

Sobrepeso u obesidad

Numerosos estudios han demostrado que aumentando ligeramente el contenido de proteína de la dieta, favorecemos la pérdida de peso. A no ser que estemos completamente desnutridos o con un deterioro físico severo, el último recurso de nuestro cuerpo para obtener energía son las proteínas.

Así que podemos decir que las kcal de las proteínas no las vamos a aprovechar y sino hacemos ejercicio para que éstas acaben formando músculo, acabarán siendo eliminadas por orina.

Por supuesto, si nuestro objetivo es la pérdida de peso, aunque la dieta hiper-proteica, no lo estime como tal, la reducción de kcal será a costa de las grasas, y se aumentarán de proteína.

Deportistas

Como ya hemos dicho, si entrenamos el organismo y hacemos que el músculo se tenga que desarrollar para soportar ese nivel de estrés, porque al fin y al cabo el deporte es un estrés para el cuerpo en todos los sentidos, las proteínas que consumimos nos harán más fuertes.

Heridas y quemaduras

Cuando el organismo ha sufrido una lesión, los más importante para él es repararla. Todos nuestros tejidos están formados por una mayor o menos concentración de proteínas. Variable pero totalmente necesaria. Por lo que si aportamos, además de las necesidades básicas, una cantidad extra de proteína, favorecemos la reparación del tejido.

Dieta cetogénica

Si en su defecto, decidimos seguir una dieta cetogénica, la cosa se complica. Para producir una cetogénesis en el organismo, se aumentan las proteínas de la dieta pero a costa de eliminar los hidratos de carbono. Es decir, sí tenemos que eliminar pan, pasta, arroces, cereales y harinas, y limitar al máximo la fruta y verdura ¿Qué nos queda?

Cuando el cuerpo tiene poca glucosa, que proviene de todas las fuentes alimentarias que contengan hidratos, se dedica a producir cuerpos cetónicos. Estas sustancias son capaces de realizar las mismas funciones que la glucosa pero con muy poca eficiencia.

Las dietas ricas en grasas no deben prolongarse a largo plazo.

Síntomas y signos

Por eso podemos sentirnos cansados, por no decir exhaustos, cuando ya llevamos unos días con esta dieta y nuestras reservas de glucosa llegan a su fin. Dolores de cabeza, cefaleas, irritación… Síntomas típicos de estar pasando el mono de nuestra adicción al azúcar.

El aumento del olor corporal, la sudoración y la micción son características muy presentes cuando estamos llegando al ecuador de la duración de la dieta. No es recomendable alargar dietas tan restrictivas en alimentos muy ricos en vitaminas y minerales.

Preocúpate de lo que haces

Si estas pensando en llevar una dieta de este tipo asegúrate de que lo estás haciendo bien. Asesórate por expertos en la materia. Como ya he dicho anteriormente las frutas y verduras solo se restringen. Se puede comer una pequeña cantidad de estos productos porque se necesita glucosa para las funciones que solo ella es capaz de realizar.

Pero como nos pasemos con la cantidad que consumimos la producción de cuerpos cetónicos puede que no sea significativa y no consigamos los resultados esperados. Y no será culpa de que la dieta no funciona, sino de una mala planificación dietética.

Eso si tiramos a la alta, pero como consumamos glucosa a la baja, las consecuencia pueden ir de un pequeño desmayo a alteraciones de la motilidad. Por no hablar de que si seguimos en cetogénesis durante mucho tiempo, el déficit de vitaminas y minerales esta casi asegurado.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.