Artrosis y actividad física: ¿son compatibles?
La artrosis, también conocida como osteoartritis, es una patología asociada a la edad. Es la enfermedad reumatológica más frecuente y se caracteriza por unos síntomas que incluyen dolor y pérdida de función de ciertas articulaciones.
En una sociedad cada vez más envejecida, este tipo de enfermedades se vuelven más prevalentes. En este artículo, vamos a ver si esta enfermedad es compatible con la actividad física.
¿Qué es la artrosis?
La artrosis es un tipo de enfermedad reumatológica que, como mencionamos, se da con bastante frecuencia. Está claramente asociada a la edad; aumenta su prevalencia a medida que el cuerpo envejece, especialmente a partir de los 60 años, aunque en las mujeres se puede presentar en edades más tempranas, relacionada a la menopausia.
La génesis de la enfermedad está en la lesión del cartílago articular, que evita que los huesos rocen entre sí al movilizar la articulación. Estos cartílagos comienzan a degenerarse por diferentes cambios a nivel molecular de estructuras de tejido conectivo como el colágeno.
La degeneración de los cartílagos expone a los bordes óseos de la articulación y rozan entre sí, con lo que se genera tanto dolor como lesión del hueso, y ello acaba en pérdida de función.
Varios factores pueden contribuir al desarrollo de esta enfermedad, pero sobre todos ellos destacan el sobrepeso y la falta de ejercicio físico durante la vida.
Localizaciones más frecuentes
El hecho de que la patogénesis esté en un cambio molecular hace que las manifestaciones sean sistémicas. Aun así, existen ciertas zonas del cuerpo donde se manifiestan más los síntomas de la artrosis:
- La rodilla es una de las articulaciones en las la artrosis se manifiesta con mayor frecuencia, a la vez que es una de las más limitantes. Los pacientes con artrosis en la rodilla —o gonartrosis— suelen acudir a consulta por dolor intenso al caminar y pérdida de movilidad.
- La cadera es otra articulación frecuentemente afectada. También se conoce como coxartrosis, y los pacientes experimentan dolor, aunque no tan intenso como en la gonartrosis. Sí que es más acusada la pérdida de función; estos pacientes hasta son incapaces de vestirse en fases avanzadas. La coxartrosis aumenta mucho el riesgo de fractura de cadera, por lo que se suelen operar antes que las de rodilla.
- También afectan a la columna. En este caso, existen las cervicoartrosis y la lumboartrosis, dependiendo de si se localizan a nivel cervical o lumbar. Estas se tratan buscando frenar el avance de la enfermedad, ya que las operaciones son mucho más complejas.
- Otra localización frecuente son las manos. En ciertas ocasiones, pueden generar deformidad en los dedos. Un ejemplo de este tipo de artrosis es la rizartrosis.
¿Es compatible el ejercicio con la artrosis?
Ante una patología dolorosa y limitante como es la artrosis, es normal y comprensible que surja esta pregunta. Aunque la tendencia clásica era evitar el ejercicio físico al máximo para no inflamar más las articulaciones, hoy se sabe que esto es contraproducente.
Numerosos estudios recomiendan moverse, dentro de las capacidades de cada individuo, lo máximo que sea posible. El ejercicio previene el avance de la enfermedad.
Motivos por los que es bueno hacer ejercicio
- El ejercicio físico previene procesos degenerativos como la osteopenia o la osteoporosis. Ambos consisten en una pérdida de la densidad del hueso, que puede ir asociada a una degeneración del cartílago articular y desencadenar la artrosis.
- Además, el ejercicio, aunque produzca roce entre los extremos óseos, reduce la respuesta inflamatoria sistémica.
- La actividad física permite controlar el peso corporal. El sobrepeso es un factor importante de desarrollo de artrosis, especialmente en las articulaciones de carga como la rodilla.
- Por último, los ejercicios con resistencias, como pueden ser las sentadillas con peso, fortalece las articulaciones. Estos deben ser realizados con precaución en determinados estadios de la enfermedad, pero en las primeras fases son muy beneficiosos para las articulaciones.
Conclusión
La artrosis es una enfermedad frecuente con la edad, y afecta sobre todo a personas mayores de 60 años. Puede ser una enfermedad muy limitante, por lo que debemos tratarla y prevenirla de forma precoz.
Para ello, la actividad física es una gran herramienta para frenar su avance. El ejercicio mejora su sintomatología, reduce el dolor artrósico y permite una mayor autonomía del paciente, ya que mantiene la integridad de la articulación más tiempo.
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