Qué hacer cuando el yoga te produce dolor

Al contrario de lo que se suele pensar, en la práctica del yoga sí hay riesgo de lesiones, de dolor y de inflamación al realizar las diferentes posturas. Para evitarlo, es conveniente la asistencia de un profesional y seguir estos consejos.
Qué hacer cuando el yoga te produce dolor

Última actualización: 30 mayo, 2023

Hay un error en el que incurren muchas personas con respecto al yoga: creer que no hay riesgos de lesión. Es entonces cuando se producen hernias, pinzamientos o desgarros. Para empezar con esta disciplina, hay que recurrir siempre a un instructor certificado. Si el yoga te produce dolor, deberías analizar las posibles causas.

Una persona responsable de iniciar a otra en el camino del yoga sabrá cuándo es oportuno o no pedir, por ejemplo, un certificado médico antes de dar las clases. Además, las sesiones no serán las mismas para un alumno que jamás hizo una asana que para quien lleva ya un tiempo en la práctica.

¿Hay riesgos en la práctica del yoga?

La respuesta a este interrogante es relativa. Una persona que goza de salud articular, orgánica y muscular no encontrará contraindicaciones en ninguna de las posturas aptas para principiantes.

Sin embargo, sí puede lesionarse si las realiza sin supervisión. Esto se debe a la naturaleza de esta disciplina, que es mucho más que una mera actividad física. Para saber qué hacer si el yoga te produce dolor, te será de utilidad echar un vistazo a su verdadera esencia.

¿Qué es el yoga?

Lo siguiente sería analizar qué es el yoga. Para ello, debemos remontarnos a varios miles de años en la tradición de la India y a numerosos aspectos religiosos. El primer ‘compilador’ de la tradición yogui fue Patanjali, autor de los ‘Yoga Sutras’, concebido alrededor del año II A.C.

Este autor representa una de las sendas de esta filosofía: el Ashtanga yoga, el cual es parte de la senda Real o ‘Raja Yoga’.  Según esta teoría, la iluminación se alcanza mediante la autoregulación de la energía del cuerpo.

Los maestros yoguis de la senda del Ashtanga realizaban diariamente rutinas exhaustivas de asanas; cada una con un significado realmente profundo.

Según estos pensamientos, se podría definir al yoga como una disciplina que abarca aspectos filosóficos y religiosos, cuya meta es la superación del ego. En otras palabras, el objetivo de las secuencias de asanas es trascender el yo para formar una unidad con el universo.

El yoga en tus entrenamientos de novato.

Con la práctica, las posturas físicas son apenas uno de los ocho peldaños propuestos en los Yoga-Sutras hacia el Samadhi, o ‘Iluminación’. En realidad, las asanas necesitan de una estricta conducta ética en la que la no violencia es la medida de todas las cosas.

Además, la práctica de la respiración, la concentración, la introspección y la meditación son tan necesarias como todos los demás pasos. Se trata de aspectos que van unidos a una práctica eficaz del yoga.

En el camino de la no-violencia, el autocuidado del cuerpo es una de las ramificaciones esenciales a seguir. Es por ello que un instructor de yoga debe velar fervientemente por la salud física de sus alumnos, a la vez que ha de transmitir esa necesidad de trato amoroso hacia el propio cuerpo a cada uno de ellos.

Entonces, ¿qué hacer si el yoga te produce dolor?

En primer lugar, si duele, hay que parar. El yoga no tiene que doler; una postura puede poner a prueba la fuerza muscular o puede llevar la elongación a puntos totalmente novedosos para mucha gente.

Sin embargo, si el yoga te produce dolor, tienes que detenerte. Es fundamental hacer hincapié en este aspecto, ya que mucha gente cree que si duele es porque ‘la postura está haciendo su trabajo’.

En realidad, no se estará más cerca de la iluminación por lograr flexiones más profundas o torsiones más audaces. El bienestar del yoga se alcanza cuando la práctica fluye, cuando el cuerpo conoce sus límites y se disfruta dentro de ellos. El desafío no es lograr una postura ‘difícil’, sino saber acompañar con la respiración cada movimiento.

Yoga para combatir el dolor de cuello.

Por estas razones que hemos visto se dice no hay edad para el yoga. Incluso esta práctica y sus beneficios pueden adaptarse a personas con movimientos muy reducidos. Se puede hacer yoga estando sentados o acostados, así como también es posible dedicar una clase a las articulaciones de la mano y el pie, o a los movimientos suaves de la cabeza.

En síntesis, no hay que tener miedo al yoga. No hace falta ser atletas, jóvenes y elásticos para disfrutar de uno de los más hermosos legados de los antepasados hindúes. Simplemente, respirar y fluir: esa es la base para una práctica feliz y sin dolor.


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